Los campesinos más pobres no han podido aumentar su producción, lo contrario de lo que han hecho los de los países desarrollados. En consecuencia, se espera que la producción de cereales en los países desarrollados crezca al menos un 10% en 2008, mientras que en los países en desarrollo no pasará del 1%. La FAO advirtió de que esta situación, sumada a la restricción del crédito derivada de la crisis económica podría llevar a los campesinos a producir menos alimentos, conduciendo a otra subida de los precios el próximo año.
La gran mayoría de las personas desnutridas en el mundo vive en países en desarrollo. De ellas, el 65% se concentra en siete países: India, China, la República Democrática del Congo, Bangladesh, Indonesia, Pakistán y Etiopía.
Como dato positivo, algunos países del sureste asiático, como Tailandia y Vietnam han realizado avances notables hacia los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se celebró en 1996, mientras que en Asia Meridional y Central han experimentado retrocesos.
La crisis podría tener repercusiones en las remesas de los emigrantes, las inversiones y otros flujos de capital, incluyendo la ayuda al desarrollo. En concreto, el Informe apunta que las economías emergentes sufrirán la restricción del crédito.
Ante este panorama, uno de los Objetivos del Milenio, el de reducir a la mitad el número de desnutridos en el mundo de aquí a 2015 (un objetivo controvertido, ya que en lo referente al hambre, el objetivo lógico debería ser su desaparición total a corto plazo) se complica y, según la FAO, requeriría unas inversiones en los países pobres, de al menos 30.000 millones de dólares por año.
Ver el Informe completo: “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (2008)”