La publicación de una circular del Ministerio del Interior señalando que había que evacuar prioritariamente a los Roms… Ésa es la preferencia de tonalidad racista que ha motivado el enfado de la Comisaría Europea Reding. La circular ha sido inmediatamente anulada y rectificada pero ha regido la actividad policial francesa durante cuarenta días y lo sigue haciendo.
En plena polémica, el Ministro del Interior invade las competencias de la Ministra de Justicia proponiendo en un periódico medidas como el jurado popular en todos los tribunales (sea cual sea el delito), la elección de los Presidentes de los Tribunales y la de los Jueces que deciden de las liberaciones de presos.
El mismo día un Tribunal absuelve un gendarme que había matado a un gitano, desde luego, responsable de un atraco armado con secuestro. El gitano se escapó saltando por una ventana a más de cuatro metros del suelo. Iba esposado en las muñecas y los tobillos. El gendarme disparó siete veces y tres balas dieron con el fugitivo, matándole en el acto.
Tres acontecimientos que me llevan a plantear la alerta naranja. ¿Sobre qué? Sobre el peligro del racismo, de la xenofobia y del populismo desmadrado, que ya conoció Europa después de una tremenda crisis económica. Y la crisis actual no está ajena a esto.
Es evidente que Nicolás Sarkozy tiembla por los sondeos que dan a sus rivales de la derecha, Le Pen del Front Nacional y de Villepin, unos porcentajes de votos, que de confirmarse en 2012, le llevarían a perder las elecciones presidenciales. Además, los mismos sondeos le dan por derrotado por 8 puntos por Straus Kahn. Entonces emprende la reconquista de los votos de la extrema derecha con medidas como la expulsión de los Roms, aireando y sacando pecho de ella, cuando nadie le obligaba a ello. Mientras tanto el asunto de la indiscutible colusión entre el Ministro del Trabajo y los medios de dinero se esfuma, a pesar de los documentos que uno tras otro va publicando la prensa.
Nicolás Sarkozy, como otros en otros tiempos, busca los votos en los más discutibles instintos del pueblo. Esconde el fracaso total de la política de seguridad con medidas espectaculares y expone a las minorías ala ira popular. La decisión del jurado popular que ha absuelto al gendarme parece darle la razón. Y el Ministro del Interior alude a la elección de los jueces, al estilo americano y sabemos lo que pasa allí. Si no estamos en la situación de la persecución de los judíos nos acercamos a la del Sur de Estados Unidos hace cincuenta años.
No es seguro que la sociedad francesa siga la muleta que agita su Presidente, pero la historia enseña que estas iniciativas, que muy mal acaban, dan resultados inmediatos a quienes las utilizan. La actitud de los jefes de Gobierno en la última Cumbre demuestra que cada uno de ellos tiene miedo a su opinión pública y a la sanción electoral que puede conllevar. Tenemos, por una vez, que brindar por la Comisión y por el Parlamento Europeo.
En lo que nos toca ya se le ve el plumero del PP en el asunto. Lo va a utilizar para poner en aprietos a nuestro Gobierno forzándole a declarar ante la opinión pública. Por ello felicito a las Juventudes Socialistas por su comunicado, digno de la tradición de su organización. Y añado que debemos tener mucho cuidado con los pasos y las palabras de los días futuros. El Gobierno ha tenido el coraje de ponerse en peligro en las Cortes y ante la opinión pública con sus decisiones económicas, porque las estimaba necesarias. Debe tener el mismo coraje para mantener nuestros valores que niegan cualquier, repito, cualquier justificación al racismo y a la xenofobia.