A los seis días de su nombramiento, y de la foto de Chacón pasando revista a las tropas en el Ministerio de Defensa, la Ministra decide volar a Afganistán -unas diez horas de trayecto- para visitar a las tropas españolas allí destacadas. El viaje, sin duda, sirvió para acallar las críticas de la derecha, que ya no pueden alegar su embarazo como impedimento de nada, porque Carme Chacón asumió los riesgos que le pudieran causar tantas horas de vuelo -la segunda parte del mismo ciertamente incómodo y complicado en un transporte militar, desde Kuwait a la base en Herat- y decidió tirar para adelante, haciendo un sobreesfuerzo muy encomiable, que demuestra la valentía que son capaces de sacar muchas mujeres pioneras en situaciones especiales, pero que suscita dudas sobre el fondo de lo que debe entenderse por igualdad en el desempeño de una labor, trabajo, ministerio….

¿Hasta qué punto es beneficioso, para el conjunto de las mujeres que trabajan y están en situación de vida fértil, el mensaje lanzado a la sociedad española con este viaje? ¿Acaso se está exigiendo a las mujeres que se arriesguen hasta el límite, si es necesario, para demostrar que tienen las mismas, o más, capacidades que los hombres? No lo considero justo.

Por ejemplo, una ejecutiva de una multinacional que se encuentre en avanzado estado de gestación -igual que lo está ahora la Ministra- , ¿está obligada, si se diera el caso, a hacer un viaje a China -unas doce horas de vuelo- a una importante reunión, aunque pueda correr ciertos riesgos? Considero que no, que se pueden buscar otras soluciones que faciliten su pasajera situación, como es asistir a la reunión por videoconferencia, o bien siempre la puede sustituir otra persona y ella quedarse haciendo otras labores igualmente importantes para el funcionamiento de la empresa. Pondré otro ejemplo: una mujer que trabaje de reponedora en un gran almacén lo lógico es que cuando pase del séptimo mes (o cuando ella se vea insegura) deje de subirse a lo alto de una escalera para colocar las mercancías en las estanterías y realice otras labores que no pongan en riesgo su gestación. Articular medidas de protección para las trabajadoras gestantes no deberían ser otra cosa que un aspecto más de la seguridad e higiene en el trabajo.

Me parece importante que se hagan reflexiones sobre cuestiones de fondo que van apareciendo a medida que las mujeres nos incorporamos en igualdad de condiciones a la vida laboral, más allá de situaciones provocadas por el ruido mediático que siempre van a hacer los sectores más reaccionarios y derechistas. Es necesario pararse a pensar sobre las necesidades -porque las capacidades ya las llevamos con nosotras igual que los hombres desde que nacemos, pero tenemos otras necesidades que es justo atender- de las mujeres, porque afortunadamente somos capaces de dar la vida y es bueno saber explicar y hacer pedagogía -también, y de manera especial, desde el Gobierno, porque es un espejo en el que se mira la sociedad, y con buenos ejemplos se consigue avanzar mucho más firmemente-. Desde mi punto de vista, una sociedad desarrollada es aquélla en la que ser madre sea totalmente compatible con prosperar laboralmente. Me parecería triste que nuestras hijas lleguen al mundo laboral teniendo que demostrar que son más que nadie, que son super mujeres o super personas. Si esto sucede, ¿de qué tipo de sociedad igualitaria hablamos, una hecha a la imagen y semejanza de las exigencias de los varones?

Personalmente considero que la sociedad igualitaria del futuro debe contemplar a las mujeres incluyendo todas sus capacidades, también la de poder ser madres con todas las consecuencias y todas las garantías.