Hay que tener en cuenta que en los dos sectores mencionados hay un elevado número de autónomos y que en el caso del transporte, muchos de ellos trabajan para las grandes empresas del sector con unas condiciones muy duras impuestas por éstas últimas. Es lógico, por tanto, que se produzcan protestas, con el agravante de que el Gobierno no tiene excesivo margen de maniobra para la negociación debido a que se encuentra condicionado por las exigencias de la Unión Europea.

La crisis que padecemos de costes y de demanda, de empleo y de pérdida de capacidad adquisitiva, requiere una explicación pedagógica por parte del Gobierno a la ciudadanía, pues si bien es cierto que viene dada por una tendencia mundial que repercute negativamente en nuestro país, no estaría de más una explicación de todo ello. No parece oportuno que el vicepresidente de Gobierno notifique de cuando en cuando a los medios de comunicación que se reduce a la baja la previsión del crecimiento para este año, y sin embargo no dé explicaciones acerca de lo que realmente está pasando para que esto sea así. De la misma manera, también sería positivo que se explicara que si bien la inflación está creciendo en todas partes, cuál es el motivo de que en nuestro país lo haga en mayor medida que la media de la Unión Europea.

La ausencia de información ha sido más alarmante aún cuando se ha producido la huelga del transporte. Se ha reaccionado tarde a la hora de negociar cuando era una huelga anunciada. Se han enviado con retraso a las fuerzas del orden para garantizar el derecho al trabajo de los que no seguían la huelga, y habían aceptado las condiciones de la negociación mantenida con el Gobierno, y de la movilidad de los que no eran transportistas. No se ha dado ninguna explicación de lo que el Gobierno estaba dispuesto a hacer para asegurar el abastecimiento frente a la alarma social que se estaba creando por la posibilidad de que se produjera una falta de alimentos y de gasolina. Se ha paralizado, además, a muchas fábricas y se están estimando las pérdidas de lo que la huelga del transporte ha supuesto en el conjunto de la economía.

No es que la situación haya llegado a ser dramática, aunque algunos medios de comunicación sí que han intentado amplificar sus efectos, pero era necesario que el gobierno diese explicaciones a la ciudadanía. El problema no es que haya crisis, que bien explicada cualquier ciudadano la puede entender, sino cómo se gestiona la misma, y aquí habría que dar de momento un suspenso a la actuación del Gobierno. Considero que sería adecuado que se anunciara un paquete de medidas a tomar frente a la tozudez de la situación, pues lo que se ha hecho hasta ahora ha sido claramente insuficiente.

Esta sensación personal que tengo de pasividad del gobierno ante unos hechos que resultan preocupantes ha sido muy bien reflejada por Máximo en una viñeta en el ABC de 17 de junio, en la que dice: “Gobierno despistado mas oposición confusa, igual a ciudadanía huérfana”. Por otra parte, el pulsómetro de la Ser señalaba el lunes 16 que el PP y el PSOE aparecían empatados en intención de voto. Habida cuenta de cómo se encuentra el PP estos datos resultan más que preocupantes, y aunque se argumenta que esta situación del PSOE es consecuencia de la crisis y del pesimismo que sobre la economía y su futuro más inmediato se ha instalado en la mayor parte de los españoles, así como que se ha realizado el sondeo en plena crisis del transporte, en realidad creo que se debe a la mala gestión que se está haciendo de la economía, en unos momentos en que la capacidad de liderazgo y de ideas claras resulta más necesario que nunca. Desde luego, parece evidente que los primeros cien días no han sido nada buenos para este Gobierno.