Parecía lógico pensar que tras el largo mutismo del Presidente hubiese expectación por conocer sus explicaciones, sus decisiones ante los retos que el país tiene que afrontar, toda vez que incluso el marco era favorable para ello, un formato con excelentes profesionales que fueron exquisitamente elegantes y poco incisivos en sus preguntas; pues bien, a pesar de tener todo a su favor, el Presidente volvió a ser el político ya conocido, ambiguo en sus respuestas con poca transparencia en las mismas y consiguientemente nada clarificador en relación a los graves asuntos que preocupan a una inmensa mayoría de los ciudadanos. Podríamos convenir que si la entrevista no se hubiese realizado los españoles no hubiesen perdido nada, en todo caso no hubiesen visto incrementada la incertidumbre que, en mi opinión, sembró la intervención del señor Rajoy.
Dentro y fuera de nuestras fronteras hay la unánime creencia de que el Gobierno de España, tras haber pedido el rescate bancario, va a realizar de manera inminente la petición de un segundo rescate (intervención) y que éste va a conllevar una condicionalidad que va a suponer introducir más medidas de ajuste; pues bien, ante esta cuestión de especial trascendencia para todo el país el Presidente no pudo, no supo o no quiso dar una respuesta clara a los ciudadanos que tienen todo el derecho a saberlo en el marco de un Estado democrático.
Con la misma frialdad que empleó en el Congreso para enumerar sus medidas de ajuste, que dinamitaban el carácter de universalidad de la Sanidad Pública, recortaba de manera brutal los recursos educativos y ponía en peligro la cobertura al desempleo endureciendo de manera arbitraria las condiciones para su percepción entre el regocijo de sus huestes, el señor Rajoy manifestó que la reforma laboral ha sido positiva y ha dado resultados satisfactorios, así como que los ERES llevados a cabo al abrigo de la misma había que considerarlos como algo favorable; pues bien, en mi criterio el Presidente debe estar mal informado o no se entera de lo que está ocurriendo, alguien debería decirle al Presidente que el paro sigue aumentando de manera alarmante, que el número de expedientes de regulación de empleo ha crecido en un amplio porcentaje y que cada vez son más los despidos con bajo coste para los empresarios. Esa es la realidad y no lo que nos pretendió vender el Presidente. Ni siquiera en un tema tan sensible como las pensiones la respuesta fue clara y contundente en relación a su revalorización, congelación o disminución.
Hubo una única cuestión que el señor Rajoy dejó meridianamente clara: su firme decisión de seguir la senda de la austeridad implementando las medidas de ajuste que sean necesarias para conseguir el único objetivo de reducción del déficit público. A este respecto, y por el indudable valor que siempre tiene analizar experiencias externas, sería bueno recordar qué ha ocurrido y ocurre hoy en un país vecino, Portugal.
Veamos:
Portugal fue intervenida hace año y medio (78.000 millones de euros) y desde entonces su política económica la determina la troika (UE, BCE y FMI); se pusieron en marcha durísimas medidas con la sacrosanta austeridad como bandera y la reducción del déficit público como objetivo(subida de impuestos incluido el IVA, reforma laboral regresiva con recortes salariales importantes, adelgazamiento de los servicios públicos, disminución del gasto público, instauración de copagos sanitarios, incremento importante de las cotizaciones sociales de los trabajadores a la Seguridad Social y al unísono reducción de esas cotizaciones para los empresarios); pues bien, el objetivo de déficit no se va a cumplir (el déficit en 2012 va a ser muy superior al 5%, cuando el marcado era ligeramente superior al 4%) y al mismo tiempo la economía portuguesa está en una recesión profunda (el PIB ha caído un 3% en el último trimestre) el paro crece de forma desbocada alcanzando cifras record y los portugueses viven hoy mucho peor. La ortodoxia neoliberal impuesta por la canciller Merkel y la troika, no ha conseguido más que sumir a Portugal en la pobreza y ahogarla en la espiral de su deuda.
Volviendo a nuestro país podríamos preguntarnos:
¿Son desconocidas para los españoles las medidas adoptadas por el Gobierno portugués? Ciertamente no, pues son prácticamente las mismas que el Gobierno del PP ha implantado en España.
¿Ha descendido el paro en España tras la reforma laboral del Gobierno que según se dijo iba a facilitar la creación de empleo? Ciertamente no, la realidad, diga lo que diga el Presidente es que el paro sigue aumentando, los despidos se producen con suma facilidad y no se vislumbra por ningún sitio la tan cacareada creación de empleo.
¿Ha mejorado la economía española tras la puesta en marcha de las medidas impuestas por el Gobierno? Ciertamente no, la economía española está en recesión y según muchos expertos el futuro inmediato no presenta signos de mejoría.
Parece que al igual que en el país vecino, la política de ortodoxia neoliberal del Gobierno Rajoy no ha servido para mejorar la situación económica del país y facilitar la salida de la crisis, sino que ha producido una pérdida importante de calidad de vida en una mayoría de ciudadanos que han visto recortados sus derechos y sus servicios públicos esenciales; ante esta realidad incuestionable, el Presidente y su Gobierno piden a los ciudadanos que hagan un acto de fe y tengan esperanza, eso sí, sin dar explicaciones claras y transparentes de su acción política.
Para concluir, retornando al título de la cabecera, podríamos afirmar que en la entrevista televisiva SÍ APARECIÓ el señor Rajoy de siempre, ambiguo, poco transparente en sus respuestas transmitiendo por tanto escasa credibilidad, pero por desgracia NO APARECIÓ el Presidente Rajoy, máximo dirigente político de un país que está en una situación muy difícil, y a quién le es exigible ante los asuntos trascendentales que el país tiene que afrontar, sea capaz por una parte, de establecer los necesarios mecanismos de diálogo y debate con los diferentes grupos políticos en vía parlamentaria y por otra, mostrar el suficiente respeto a los ciudadanos y en consecuencia informar de forma transparente las decisiones políticas de especial trascendencia que vaya a llevar a cabo y que lógicamente les afecta, más aún si ha incumplido la totalidad del programa electoral que presentó a la ciudadanía y que ésta votó mayoritariamente.
Ciertamente el país no merece esa ausencia