En primer lugar, en efecto, el número de personas ocupadas ha aumentado respecto del período precedente en 151.000 personas, es decir, un 0,36 por ciento en términos desestacionalizados. La tasa de empleo, que es el cociente de personas ocupadas sobre la población mayor de 16 años y menor de 65 aumenta en consecuencia cuatro décimas, pasando del 45,40 al 45,44, por ciento. Son buenos datos desde el punto de vista de la tendencia pero desde luego relativamente bajos desde el punto de vista cuantitativo. En cuanto al número de parados, estos han descendido en el último trimestre 195.200 personas, siendo el total igual a 5.427.700. En consecuencia, la tasa de paro desciende del 24,47 ciento al 23,67 por ciento.
El panorama del empleo se presenta algo mejor si se toma la variación anual en lugar de la trimestral. En este caso, el empleo crece en 274.000 personas en los últimos doce meses, es decir, un 1,59 por ciento, mientras que la tasa ha aumentado ocho décimas.
Lo interesante de estos datos es que la mejora solo en el tercer trimestre de 2014 representa más del 50 por ciento del empleo creado desde el tercer trimestre de 2013, así como la mitad del aumento leve de la tasa de empleo. Por tanto, cabe asumir que el trimestre de julio a septiembre, típicamente bueno en España por la temporada turística, ha sido excepcionalmente positivo, y pudiendo suponer por tanto un dato atípico (aun cuando en efecto la ocupación en la industria ha crecido en 71.800 personas y en la construcción en 43.500, sectores no estrictamente relacionados con el turismo).
De hecho, el buen comportamiento de la actividad en el marco de la temporada turística ha compensado los efectos negativos de la caída de la actividad en Francia, Alemania e Italia, los cuáles, por otro lado, probablemente se han de sentir en el último trimestre de 2014.
De las cifras dispares de ocupación y desempleo, queda claro que no todos los que abandonan la condición de parado pasan a ser empleados. Al menos 44.200 habrían pasado a la población inactiva, bien como trabajadores desanimados, que ya no buscan empleo, o como estudiantes a tiempo completo, o bien porque abandonan el país. De hecho, sigue bajando la tasa de actividad, hasta el 59,53 por ciento. En síntesis, la tasa de paro baja, pero habría sido más positiva si no hubiera menos activos, ya que ésta es el cociente de los trabajadores en búsqueda de empleo entre la población económicamente activa, la cual se sigue comprimiendo, una tendencia que hasta ahora no se logra romper. De hecho, en términos interanuales, el número de activos se ha reducido en 241.700 personas. Es decir, casi tantas personas han abandonado la población económicamente activa en el último año, como las que han encontrado empleo en el mismo período (274.000 personas). De ahí lo cautos que hay que ser con los datos mensuales de paro registrado, de los que tanto gusta alardear al Gobierno de la derecha, y donde las reducciones esconden no solamente nuevos empleados sino también aumento de los inactivos.
Al mismo tiempo, continua la precarización del empleo, con más contratos temporales, menos indefinidos y más trabajadores por cuenta propia, indicador de la todavía limitada demanda de trabajo por parte de las empresas.
En definitiva, sigue la leve mejoría en cuanto al número de personas empleadas, pero con una Eurozona al borde de su tercera recesión y con un empeoramiento de las exportaciones y por tanto del saldo comercial y por cuenta corriente en lo que va de año. Habrá que ver si estas limitadas ganancias netas, en términos de empleo, se mantienen en el último trimestre de 2014.