SIN SECTOR PÚBLICO, NO HAY SALIDA
En un contexto de crisis sistémica y pánico generalizado en el mundo occidental, buena parte de los países desarrollados han preferido plegarse a los designios de los mercados financieros. En este contexto todo el espectro ideológico, auspiciado por el FMI, ha optado por reducir el gasto, disminuir los salarios y parar la inversión pública. Los efectos a medio y largo plazo van a ser los ya conocidos, es decir deflación y caída del crecimiento potencial en Europa. Estas recetas, las mismas desde los años 80, las preconizan todos los organismos que han sido incapaces de prever esta crisis, aquellos que sólo piden el ajuste salarial para los demás y los que prefieren socializar la pobreza y huir de un mundo más equitativo. En el caso español, la situación ha sido, si cabe, más grave. Por un lado, el incipiente Estado del Bienestar, se ha forjado sin modificar apenas la fiscalidad, sin tener realmente un modelo claro de actuación y sin involucrar realmente a la sociedad.
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