AUNQUE LA INTOLERANCIA SE VISTIESE DE SEDA
Paulatinamente, se van multiplicando los indicadores de la tendencia que en la sociedad española (y no solamente sobre la base de las encuestas de opinión pública) comienza a emerger a finales de la década de los 80. Esta tendencia no se refiere exclusivamente a la extensión o intensidad de las actitudes intolerantes (en su inicio hacia los gitanos, con posterioridad hacia los inmigrantes y en la actualidad a todos aquellos que son diferentes) sino también, y especialmente, a la visibilidad con que se expone públicamente. Hablamos de la opinión pública que puede considerarse de “clase media” en un sentido amplio. En este sentido, la tendencia empírica es de reconocimiento y desvelamiento de actitudes que permanecían ocultas y negadas, debido a la presión de lo socialmente deseable (aquello que es socialmente aceptado como conveniente y correcto).
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