RESACAS POST-ELECTORALES
Las noches electorales, por lo general, suelen ser un ejemplo de lo que no habría que hacer en política para ganar prestigio y credibilidad ante los ciudadanos. Lo único importante, en dichas noches, parece que es demostrar que todos han tenido un éxito notable. Por eso, los últimos actos de los procesos electorales se programan, desde hace tiempo, como una especie de “Gran gala de la Victoria”. Sin embargo, en las elecciones del 27 de mayo, en el fondo y en las formas, han tenido lugar algunos cambios significativos en este enfoque. Uno de ellos me parece que ha sido la sinceridad con la que Rafael Simancas se disculpó ante los suyos por una derrota en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, que en realidad ha tenido muchos “padres”. “Lo siento” –dijo– “siento no haber sabido o no haber podido llevar este barco mejor”. Creo que es la primera vez que muchos escuchamos en España a un líder decir “lo siento”.
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