Autor: Luis de Azcárate

Como se sabe, el 22 de Marzo desfilaron por las calles de Madrid los ciudadanos agrupados en las Marchas de la Dignidad: unos 100.000 de fuera de la capital, arropados por cerca de 2 millones de madrileños. Las autoridades dijeron en el inicio que los manifestantes eran 50.000 y rectificaron, después, a 30.000. Con esa rectificación, demostraban su felonía, por más palabras que dijeran sobre su pretendida neutralidad. Las dos cifras eran mentira, una falacia, las autoridades deseaban que las marchas fuesen un fracaso, sus deseos no se cumplieron. Las marchas fueron un gran éxito y una gran lección, de lo que proclamaban: DIGNIDAD. Fueron además una demostración de profundo sentido humano y solidario. Pero no sólo eso, tras los que desfilaban había millones de ciudadanos de toda España identificados con las demandas que expresaban: trabajo, respeto a los derechos humanos y sus conquistas sociales, etc., etc. Todo ello muy subversivo, como se puede apreciar. Al final, intervenciones de conclusión de las marchas, en las que eché en falta una invitación a participar en las próximas elecciones europeas y en las que siguen.

Si le preguntases a un ciudadano, a un ciudadano cualquiera, “¿Usted cómo está?”, lo más probable –un 80 por ciento de probabilidades- es que contestase: cabreado. Es este cabreo generalizado el factor común entre los españolitos de a pié. Y junto a él, se unen los de injusticia, el no nos hacen caso, nos atenaza la miseria, no hay futuro… siga el lector…sin cabrearse. Para enfrentarse a esta realidad crecen las organizaciones ciudadanas reivindicativas. En barrios, profesiones, entidades abundan este tipo de organizaciones que, para defender lo que justamente piden, utilizan no sólo la acción callejera, sino las posibilidades legales. Las que en ocasiones les dan la razón, como por ejemplo a las mareas blancas de Madrid. Junto a todos estos movimientos organizados, están las actividades de las ONGs, que son un importante apoyo contra las injusticias sociales. En estas organizaciones se agrupan miles de voluntarios y de donantes.

Ese dardo ha sido el que lanzó la señora Cosquedal contra el Presidente de su partido, al hacerle responsable de las decisiones en beneficio de Bárcenas. Según dijo ante el juez Ruz, a ella le informaron de las decisiones y no participó para nada en la reunión donde fueron tomadas.

Este viejo refrán, que significa que alguien “vive holgadamente y casi sin trabajar”, puede cambiar su sentido, por el de vivir en la pobreza, si es que curas y demás jerarquías católicas, aplicasen las recomendaciones que el Papa Francisco ha hecho en su reciente viaje a Brasil. Dudo mucho que, de inmediato, el refrán vaya a cambiar su significado, pero como quiera que sea, lo dicho queda dicho y sus efectos tendrá. Ello es una necesidad si la Iglesia Católica quiere abrir nuevos tiempos a la modernidad, que tiene como etapa imprescindible conseguir un nuevo reparto de la riqueza a niveles mundiales y nacionales. Contribuir a ello parece ser un propósito del nuevo Papa, de lo que hay que felicitarse.

Entiendo que eso es lo que exige la Comisión de Sabios y si no se hace y vives más de lo previsto, se reduce la pensión. Así es que con mis 92, no me quedaría ni para alpiste para el canario. Les pregunto a los sabios, ¿qué puedo hacer? Porque morirme está difícil, pues, no tengo ni un mal dolor de cabeza y el apetito, no me falta, que combino callos con un buen cocido, un placer para el paladar. Y a las pruebas me remito: Casa Domingo Neva, calle de Toledo 70.