El reconocido director mejicano González Iñárritu vuelve a la cartelera para presentarnos una historia en su línea habitual: personajes que pasean por el borde de un precipicio tratando de salir adelante de la mejor manera posible. Son conocidos sus trabajos anteriores, “Amores perros”, “21 gramos” y “Babel”, trabajos dramáticos marcados por la multiplicidad de historias, los cruces imposibles de destinos, y la labor en el guión del que fuera hasta “Babel” su fiel colaborador, Guillermo Arriaga. Junto con la siempre destacada participación de Bardem (ya sea por su labor de actor o por temas ajenos a su oficio), había interés por comprobar cómo se desenvolvía ahora el director, cómo sería su regreso, si se perpetuaría en una fórmula prácticamente asfixiada en sí misma, o nos sorprendería con un contundente golpe de timón.

Tras el visionado podemos decir que felizmente ha salido airoso Iñárritu, que no ha cambiado su cine radicalmente, en absoluto, sus huellas están ahí invariablemente, pero que ha logrado dotar a su historia de un aire distinto, diferente, lo cual era ya obligado y se agradece. “Babel”, pese a estar rodada en tantos continentes y con tantos actores internacionales, fue un paso atrás, un exceso en su gusto por las historias cruzadas, una película en muchas ocasiones lenta y pesada. Hoy, en “Biutiful”, tendemos la otra cara de la moneda, con una película donde destaca un personaje central, Bardem, con un ritmo muy acertado, donde nos importan todos los momentos de su travesía, y sí, también contamos con historias laterales, pero mejor hilvanadas con la trama central que la simple casualidad (o causalidad) de sus otros relatos.

Bardem hace de Uxbal, un hombre que vive con sus dos hijos en un barrio marginal de Barcelona. Tratando como puede debe salir adelante, con trapicheos, mientras afronta los problemas latentes en su familia. Pero Uxbal no es un simple “ratero”, se alza como un héroe trágico en un periplo casi épico, una especie de Ulises moderno que navegando por la abotargada ciudad se cruza con diversos personajes, razas, culturas, para no ya llegar a Ítaca, sino dar a sus hijos un medio por el que ellos sí sean capaces de llegar.

Los dramas se suceden, pero se le agradece mucho al director que no se recree en la miseria sino que lata una profunda y emocionante humanidad en todo lo que vemos. Es ésta una película dura por lo que cuenta, pero no cruenta. Iñárritu no juzga, nos hace partícipes de las desigualdades pero no pontifica, ni trata de arreglar el mundo. El mundo es como es, y Uxbal trata de seguir a flote sin perder su dignidad ni su humanidad.

Destaca la labor de fotografía y dirección artística, mostrando a Barcelona como un monstruo posmoderno de infinitas avenidas de cemento y seres humanos acinados que llegan de países lejanos (China, África) para buscar una vida mejor. Lo que hace 30 años nos parecía ciencia-ficción en “Blade Runner” es hoy una realidad, y no en un país distante, sino en la misma puerta de nuestra casa. Bardem, con su buen hacer habitual, pone toda la intensidad que su papel requiere, y me atrevería a decir que hace uno de sus mejores papeles (por éste si se merece un Óscar, y no por su villano de cómic de “No es país para viejos”, por otra parte muy divertido y terrorífico a la vez). Por este papel ganó en el pasado Festival de Cannes el premio al mejor actor (compartido con Elio Germano, por su trabajo en “La nostra vita”).

Es ésta una película dura pero muy hermosa, un film importante que quizás no se haya estrenado en las mejores fechas (la Navidad nos invita a dejarnos llevar más por películas fáciles y comerciales), pero sin duda es una de las mejores películas tanto de su director como de su actor protagonista. Iñárritu demuestra que no necesita a su viejo amigo Arriaga y que aún tiene historias que contar. “Biutiful” nos deleita además con momentos de realismo mágico y poesía visual que sobre toda la miseria que muestra, tanto humana como material, hace que en el fondo lata un halo de esperanza. Porque la vida es así, como es, “como suena”, igual que en un momento entrañable de la película se nos asegura que “Biutiful se escribe así, como suena”.

Lo mejor: La hermosa humanidad que es esconde entre las ruinas de la ciudad y de las personas.

Lo peor: Quizás muchos ya hayan tachado a Iñárritu de su lista de opciones a ver en un cine tras varias películas cortadas por un mismo patrón.