Las subidas de los precios de productos básicos como la leche (18%), el pan (17%) o los huevos (10,4%) están provocando que se dispare la inflación. Durante el último año, todos estos productos y otros como el aceite de girasol o las carnes de vacuno y de pollo han ido incrementando sus precios sin que los organismos públicos competentes hayan sido capaces de hacer frente a esta evolución.
Las organizaciones de consumidores vienen denunciando que estas subidas responden más a un oportunismo especulativo de la industria alimentaria y de los intermediarios que a razones objetivas que los justifique. En concreto, la Unión de Consumidores de España apunta que “ha constatado, tanto con productores como con agricultores, que el aumento de precios de la cesta de la compra está totalmente injustificado”.
Pero lo peor puede está por llegar, porque es conocido que durante el periodo navideño se aprovecha para subir los precios aún más. Sería necesario que el Gobierno interviniera, porque si la inflación de dispara más y sin control los buenos márgenes de los que ha estado disfrutando la economía española van a verse afectados por la cesta de la compra, y serán los ciudadanos los que, una vez más, sufrirán las peores consecuencias.