Categoría: La Opinión

El Partido Popular ha introducido en la campaña electoral la inmigración, y lo ha hecho de la peor manera. Rajoy quiere que los inmigrantes firmen un “contrato de integración con valor jurídico” por el que se pretende llegar a evaluar hasta las “costumbres”. Pero el fondo de la propuesta introduce un factor de un calado social muy preocupante. El PP se hace eco de las propuestas más duras de la derecha extrema europea y quiere que los inmigrantes se comprometan mediante “contrato” no sólo a algo que se presupone a cualquiera “cumplir las leyes y pagar sus impuestos”, sino también a “respetar las costumbres de los españoles” y a “regresar a su país si durante un tiempo no encuentran empleo”.

En pocas ocasiones se producen más despropósitos en un mismo proceso de decisión política. Una denuncia “anónima” desde marzo de 2005 desencadena una tempestad de movimientos en el eje Esperanza Aguirre – Manuel Lamela (Consejero de Sanidad entonces) que se lleva por delante en un par de años la carrera profesional de un buen puñado de médicos de la sanidad pública y el prestigio de un hospital como el Severo Ochoa de Leganés.

Uno de los valores de la izquierda es el de la solidaridad. Ser solidarios significa cooperar con los demás, saber ponerse en el lugar del otro. Cuando se coopera se consigue mucho más que cuando se compite. Muchos de los grandes avances sociales se han podido llevar a cabo gracias a los esfuerzos cooperativos de grupos de ciudadanos empeñados en sacar adelante una idea para provocar un cambio social. Desde los asuntos pequeños a los grandes, cooperando todo termina saliendo adelante.