Cuando nos aproximamos al tramo de arranque de las elecciones norteamericanas han empezado a multiplicarse las noticias y debates sobre una eventual intervención bélica en Irán. Los bombardeos de Israel en Siria y las declaraciones del ministro francés de Asuntos Exteriores han dado pie a que un buen número de analistas y tertulianos se pongan a debatir sobre las posibilidades de un bombardeo orientado a atajar los propósitos de Irán de dotarse de armas nucleares. En pocos días estamos escuchando reflexiones y análisis sobre las eventuales consecuencias de tales iniciativas, sobre la legitimidad moral de usar bombas nucleares para que otros países no lleguen a tener bombas nucleares, o sobre posibles balances de efectos negativos comparados de actuaciones más cercanas en el tiempo, o más lejanas, cuando más países de la zona tengan armamento nuclear y cuando sean mayores los riesgos de que los efectos destructivos se multipliquen exponencialmente.
¿Acaso no suena todo esto a una preparación de la opinión pública para acciones que quizás ya están decididas?