El argumento que se utiliza no puede ser más ramplón: es mejor esta Directiva que no tener ninguna en el marco de la Unión Europea. Además, el Presidente añade: no se preocupen ustedes, que en España no se va a aplicar.

El gobierno Zapatero ha sido en los ultimos años una referencia progresista en la Unión Europea y en el mundo, en la defensa de políticas migratorias a partir de nuestra propia realidad histórica, ya que España siempre ha sido un país de emigración hasta finales de la década de los ochenta del pasado siglo, y en este sentido hemos obrado en consecuencia.

Incluso, el P.S.O.E se opuso en la reciente campaña electoral a las políticas reaccionarias del Sr. Rajoy, candidato del Partido Popular, y en concreto a su propósito de formalizar un contrato de integración para los inmigrantes.

El nuevo triunfo electoral de PSOE ha significado un claro cambio de esa política, que se viene visualizando desde el nombramiento del nuevo ministro encargado de esta materia, sin dar ninguna explicación a la opinión pública como no sea que debemos asumir la realidad.

Es cierto, estamos en la Unión Europea y tenemos que defender, desde la izquierda, políticas progresistas en la construcción europea, pero ello no significa que tengamos que adoptar políticas condescendientes con lo que se haga en otros países miembros de la Unión Europea. Y mucho menos facilitar la aprobación de políticas regresivas con nuestro voto, al margen de la correlación de fuerzas que se produce actualmente en la Unión Europea y que nunca puede llegar a ser un argumento para fijar nuestras posiciones.

Las declaraciones de Zapatero no son de recibo. Aparecen además como prepotentes y denotan un tinte de soberbia; precisamente lo contrario de lo que presumía, y con razón, nuestro Presidente. Desde mi compromiso con el socialismo, invito a rectificar y, sobre todo, a revisar una actitud que no suscita ni entusiasmo ni compromiso con una política que aparece como antisocial.

No convirtamos el fenómeno de la inmigración en un problema, porque no lo es, tal y como lo estamos comprobando en España desde hace más de quince años, a pesar de la situación económica que estamos viviendo. Si tenemos margen de maniobra para amortiguar esta situación, derivada de la crisis económica, también la debemos tener para el desarrollo de políticas sociales con los inmigrantes.

En todo caso, esta Directiva no se puede justificar desde la izquierda y por eso resulta refrescante el dicho: “Con mi voto, no” de los señores Borrel y Obiols… a lo que añado yo: y con mi voto, tampoco.