No es extraño que los ciudadanos anden bastante confusos en este tipo de elecciones autonómicas y locales en todo el territorio nacional (exceptuando para las elecciones autonómicas las Comunidades del 151), ya que se entremezclan los discursos dirigidos a los vecinos, con el dirigido a los habitantes de la región. Si a este doble nivel se añade, como suele pasar, el discurso sobre política nacional que hacen los líderes de los grandes partidos, en lugar de apoyar las ideas y programas de sus candidatos en los distintos espacios territoriales, y que es lo que suele primar en los medios de comunicación, este triple solapamiento genera una papilla de mensajes difícilmente digeribles.

Por si faltase poco a este batiburrillo, hay candidatos que no respetan la unidad de campaña de su organización (eslogan, ideas generales e, incluso, logo), lo cual promueve todavía más el desconcierto.

Si, además, como es el caso ahora, un partido importante como el PP se empeña en aprovechar este tiempo de campaña para hacer creer que es hora de emprender una nueva cruzada, no es extraño que la gente termine abrumada e incapaz de entender nada de nada.

Es una lástima, porque las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos son piezas esenciales del Estado.