Primero, porque no tiene la intención de acabar o cambiar unas políticas que están recortando derechos y llevando al empobrecimiento a las clases medias. Segundo, porque muestra una desconexión con la realidad vital de los ciudadanos a los que gobierna, que hará que se incrementen aún más las desigualdades aunque acabe la crisis económica. Y tercero, porque empobrece la democracia, al intentar acabar con la labor de fiscalización y control que toda oposición política tiene el deber de realizar constitucionalmente, y pretender sustituirla por la propaganda gubernamental.

Con autoridad moral o sin ella, al Presidente del Gobierno de España le molesta que la realidad no coincida con sus eslóganes. Pues qué le vamos a hacer. Pero, España es uno de los países con mayor riesgo de pobreza, y especialmente con mayor riesgo de pobreza infantil como consecuencia del paro y la precariedad laboral que éste Presidente ha incrementado con la reforma laboral; como consecuencia de una insuficiente red de protección social que además este Gobierno recorta con sus políticas de austericidas; y como consecuencia de la especial vulnerabilidad de muchos hogares con niños ante las escasas políticas dirigidas a las familias en relación a la Unión Europea.

Y ante esta situación, no valen descalificaciones, hay que actuar con urgencia teniendo en cuenta a la hora de establecer las medidas, las experiencias de los países con mayor igualdad. Lugares donde se combinan las prestaciones con servicios de apoyo a la familia, políticas de empleo y conciliación de la vida laboral, personal y familiar, y una política impositiva progresiva y justa.

El Estudio de Unicef, Políticas Públicas para reducir la pobreza infantil en España: Análisis de impacto, señala con claridad varias características de la pobreza infantil en España:

· Gran desigualdad observada en los hogares con niños, que es una de las principales fuentes de los altos niveles de desigualdad de la sociedad española. Estas diferencias han aumentado con la crisis, incrementándose la probabilidad de que terminen enquistándose en nuestra estructura social.

· Veloz crecimiento de la pobreza severa en los hogares con niños. La crisis ha afectado con especial dureza a un segmento creciente de la población infantil, poniendo de relieve las insuficiencias del modelo de bienestar anterior a la crisis y, sobre todo, las claras deficiencias de la red de protección social, sin que el sector público proporcione una última red de protección económica que permita aliviar la insuficiencia de ingresos.

· Concentración en determinados tipos de hogares. La crisis ha agravado la situación de riesgo de las familias numerosas, afectadas por los problemas de desempleo y de salarios insuficientes para hacer frente a las cargas familiares, mientras que se ha mantenido la situación desfavorable de los hogares monoparentales.

· Concentración territorial de la pobreza infantil, afectando en el sur de España a más de uno de cada tres menores de 18 años. Eso no significa que la pobreza infantil sea privativa de esos territorios. En todas las comunidades autónomas es mayor que la que afecta a los mayores de edad y en algunas regiones con tasas de pobreza inferiores a la media nacional la pobreza infantil es especialmente elevada.

· España es uno de los países de la Unión Europea-27 donde mayor es el riesgo de pobreza de los niños, incluso superior al de países con niveles de riqueza y gasto social claramente inferiores a los españoles.

· Combinación de diferentes formas de privación que acompañan a los problemas de insuficiencia de ingresos de los hogares con niños.

De este y otros análisis y estudios se obtiene una conclusión clara: las reformas más urgentes para reducir la pobreza en la infancia deben darse en la vertiente de las prestaciones sociales. Y como está demostrado que cuando mayor son estas prestaciones menor es la pobreza infantil, es urgente revisar el actual sistema de prestaciones por hijo en España, porque es inadmisible con nuestro nivel de desarrollo.

No se puede hipotecar el bienestar de las futuras generaciones y desbocar la desigualdad por las decisiones interesadas de un gobierno que tiene una mayoría absoluta coyuntural.