La reacción del Gobierno tiene un objetivo, impedir las movilizaciones ante el deterioro de la economía y la involución política a la que nos somete el actual Gobierno. Son conscientes de que las medidas que están adoptando, como las que tienen previsto imponer, tendrán como consecuencia un deterioro y agravamiento de la crisis que padecemos, lo que conllevará un incremento del malestar entre la población, con especial incidencia en los jóvenes, que son uno de los sectores más afectados por esta situación que tendrá como consecuencia un incremento de las movilizaciones y posibles estallidos sociales.

La medida es realmente injusta; la juventud de hoy en día está viviendo las mayores cotas de paro y la imposibilidad de su emancipación al no poder acceder a una vivienda. Se encuentran en una situación de vulnerabilidad social. Y ante este contexto, y por si fuera poco, ¿ni siquiera van a poder protestar y canalizar sus demandas?

En una época de revolución tecnológica como la actual, ¿es plausible pensar en convocar por medios tradicionales a las movilizaciones?, o ¿considerar un terrorista a aquel que tiene que ser desalojado de una calle sin que ejerza violencia alguna? ¿No atenta contra la libertad penar a quien difunde la convocatoria de una manifestación si luego existe un brote violento de quien se cuela en ella?, y ¿ estas medidas no atentan contra la libertad de comunicación e información? De esta manera, ¿qué hubiera ocurrido con quien se manifestó contra la Guerra de Irak?, o ¿hubieran sido posibles manifestaciones tan importantes como las que protagonizaron el Movimiento Altermundialización o el 15 M? Parece que no. Lo que parece estar ocurriendo, es la existencia de un tremendo miedo al poder de las redes sociales. Miedo no sólo protagonizado por el gobierno, sino por aquellos medios de comunicación tradicionales que hasta ahora han controlado la información publicada. Miedo a no seguir controlado ante todo.

Pero hay otra pregunta a la que deben dar respuesta: ¿Van a actuar tan radicalmente contra aquellas fuerzas del orden que se extralimitan golpeando a jóvenes adolescentes como en Valencia? Han demostrado que no, justifican la evidencia, todo lo contrario de lo que acaba de hacer el Gobierno Vasco con la muerte de un joven por una pelota de goma. Esto demuestra la diferente reacción de un partido u otro en este sentido.

Lo más sangrante es que quien hoy apuesta por la represión son aquellos que cuestionaban hace poco la apatía de los jóvenes por no movilizarse ante lo que estaban sufriendo. Se equivocan si piensan que la juventud se va a quedar parada y van a aceptar pasivamente todas las medidas. La única pretensión del actual Gobierno es meter miedo a la ciudadanía, detrayéndonos a otras épocas predemocráticas.