Recordamos tristemente la terrible tragedia que España vivió hace seis años con el atentado terrorista en Madrid. Un atentado sin razón, basado en el fanatismo y el odio más profundos, instigado por el fundamentalismo cruel que manipula sentimientos, incapaz de ser razonado y justificado, y que, en último extremo, se apela al extremismo religioso para buscar mediante la fe lo que no es posible con la razón.

La reacción de los españoles fue ejemplar. Solidaridad con las víctimas, repulsa del atentado. Pero sin venganza: sin aplicar la ley del talión. Demostrando la grandeza de saber diferenciar entre asesinos e inocentes, esencial para aplicar justicia. España sigue conviviendo con musulmanes, inmigrantes en su gran mayoría, que buscan una tierra de acogida y no de conflicto. Pero también sabe recordar para no olvidar y para exigir que se imponga la justicia como instrumento que garantiza la dignidad y los derechos humanos.

El mismo día que recordamos el trágico y cruel atentado comparten las páginas de los periódicos las fotos de la cooperante liberada Alicia Gámez. Una víctima también de la crueldad de Al Qaeda que, afortunadamente, ha podido ser liberada. Ojalá en breve, podamos también respirar tranquilos por la liberación de sus dos compañeros, Albert y Roque.

Nadie le dijo, ni le pidió, ni le ordenó a Alicia y sus compañeros que fueran a África a trabajar de forma voluntaria en misiones de cooperación y ayuda humanitaria. Son tres de los muchos voluntarios que trabajan en ONG´s, fuera o dentro de España, demostrando con su valentía y su humanidad que es posible construir un mundo mejor entre todos. O, al menos, contribuyendo con sus dos manos y su esfuerzo desinteresado a que otras personas puedan vivir un poquito mejor.

No buscan ser héroes ni salir en las portadas de los periódicos ni hacerse famosos ni recompensas económicas. Son simplemente personas anónimas que trabajan sin esperar nada a cambio. Y, lamentablemente, sus rostros y nombres han tenido que hacerse famosos y conocidos, no por la labor humanitaria que desarrollan, sino por haber sido víctimas del terrorismo internacional.

Hoy, más que nunca, necesitamos homenajear a las víctimas inocentes del terrorismo. Hoy, más que nunca, debemos seguir luchando por los derechos humanos. Hoy, más que nunca, debemos apoyar a las ONG´s que demuestran que otro mundo es posible. Hoy, más que nunca, merecen ser héroes los miles de cooperantes anónimos que no tienen tiempo a odiar y sentir rencor.