En la actualidad, y según los datos de la última Encuesta sobre Tendencias Sociales del GETS (Septiembre, 2006), hay diferencias significativas que implican que los jóvenes españoles son más conscientes de la necesidad de cambios y del aumento de ciertos riesgos que tiene la sociedad en general. La confianza de los jóvenes en instituciones como la Iglesia Católica, el Rey, el Parlamento, el Ejército o el Gobierno es algo inferior. Y los jóvenes subrayan más la importancia que van a adquirir problemas como la pobreza, las guerras, las desigualdades, la contaminación, la vivienda, el agua y el racismo.

Sin embargo, los jóvenes son más positivos ante el futuro próximo. Una mayor proporción considera que descenderán las desigualdades internacionales, el número de guerras y conflictos, la violencia, la delincuencia, el paro, las diferencias sociales y económicas, el interés por el éxito, el uso de las drogas, el racismo y la xenofobia. Y cree que habrá un aumento de la libertad sexual, de la integración laboral de las personas con minusvalías, de la importancia política de los movimientos sociales y de la ONU.

Aunque, también, los jóvenes son más negativos al evaluar otros aspectos. Hay una mayor proporción entre ellos que considera que el Estado protegerá menos a la gente, habrá menos mujeres con responsabilidades políticas, menos atención a las personas con minusvalías, menor igualdad de oportunidades, menor integración de los inmigrantes, se disfrutará menos en el trabajo y habrá menos tiempo libre.

A pesar de ello, los jóvenes son optimistas y tienden a pensar que, en general, las nuevas generaciones vivirán mejor. Con lo cual, aunque hay muchos aspectos que les preocupan, su apreciación general tiende a ser esperanzadora.