Junto al riesgo más probable, aparecen en otro apartado los diez principales riesgos, que según Global Risks 2014, son: la crisis fiscal en las principales economías, el alto desempleo estructural y la precariedad laboral, la crisis del agua, la disparidad severa de ingresos, el fracaso en la mitigación del cambio climático, la mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos, el fracaso del gobierno global, la crisis alimenticia, el fracaso en unos mayores mecanismos financieros y la profunda inestabilidad política y social.

Ante semejante realidad, ¿Por qué las élites económicas y políticas del mundo reunidas en Davos no ponen remedio a los mayores riesgos globales que existen para el mundo, y por tanto también para ellos? ¿Les puede la codicia, es decir, desear con ansia aún más riquezas?¿Están cegados por la vanidad y la arrogancia?¿Son insensibles al dolor ajeno? O ¿No ven que la desigualdad lastra la economía?

No se la respuesta o quizás sí (artículo La fiesta de Davos la pagamos todos), pero tendrían que preocuparse, porque como esas propias elites definen, un riesgo global es “un suceso que causa impacto negativo importante para varios países e industrias en un plazo de hasta 10 años”. Y una de las características determinantes de los riesgos globales es su potencial carácter sistémico. Tienen el potencial de afectar a todo un sistema.

Una de las conclusiones que se extraen al leer este informe, por si alguien todavía lo dudaba, es que las políticas de acumulación de riqueza y poder que llevan a cabo estas elites económicas y políticas es realizada con plena consciencia de las graves consecuencias económicas, sociales y políticas que tienen para la mayoría de la población. Ninguno de ellos podrá decir, como hicieron al principio de la crisis, que desconocían las consecuencias de sus políticas neoliberales de desregulación y capitalismo financiero, que por otra parte siguen vigentes. Bastará recordarles algunas partes de sus propios informes,como las siguientes:

· “Los riesgos de alto impacto y alta probabilidad son en su mayoría del medio ambiente y de naturaleza económica: mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos, el fracaso de la mitigación del cambio climático, la crisis del agua, la disparidad de ingresos severa, el alto desempleo estructural y el subempleo, y las crisis fiscales en economías clave.”

· “Los riesgos percibidos como más interconectado con otros riesgos son macroeconómicos -crisis fiscales, y el desempleo y subempleo estructural- con fuertes vínculos entre este riesgo macroeconómico y las cuestiones sociales, como la creciente desigualdad de ingresos y la inestabilidad política y social. El fracaso de la gobernanza global surge como una central de riesgos que está conectado a muchos temas diferentes.”

· “La disminución de la confianza en las instituciones, la falta de liderazgo, la persistencia de las desigualdades de género y la mala gestión de datos se encuentran entre las tendencias a observar.”

· “Los jóvenes que acceden al mercado de trabajo hoy en día están en alto riesgo de desempleo o situaciones laborales precarias. En la juventud las tasas de desempleo se han disparado desde la crisis financiera…La situación es especialmente grave en el Oriente Medio y en las economías avanzadas, en particular en algunos países europeos como España y Grecia.”

· “¿Generación perdida? La próxima generación… se enfrenta a un alto desempleo y asituaciones de empleo precarias, lo que dificulta sus esfuerzos por construir un futuro y aumentan el riesgo de descontento social.”

Después de leer estos párrafos, la pregunta que nuevamente viene a la cabeza es: ¿Por qué las políticas que plantean van en sentido contrario a la resolución de los problemas? Si la austeridad suicida aumenta los riesgos globales y el sufrimiento de millones de personas, ¿Por qué siguen con ella? La respuesta es sencilla, son más ricos y poderosos que antes de la crisis. Viven en una contradicción que superan siempre en la misma dirección: acumular más poder y dinero aunque sepan, y lo saben, que eso aboca al desastre global y a la miseria de miles de millones de personas.

Mantienen una postura cínica, en la primera acepción de cinismo del diccionario de la lengua española donde dice: desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. Por eso, siguen concentrando poder y riqueza. Aunque manifiestan que su informe tiene como objetivo proporcionar una plataforma para el diálogo y para estimular la acción, pronto se les escapan sus verdaderas intenciones cuando afirman que “se necesita una acción multisectorial colaborativa… Las empresas, los gobiernos y la sociedad civil por igual pueden mejorar la forma en que se acercan a los riesgos mediante la adopción de medidas tales como la apertura de líneas de comunicación entre sí para construir la confianza, el aprendizaje sistemático de las experiencias de los demás y la búsqueda de formas para incentivar el pensamiento a largo plazo.”

Justo lo que hacen cuando año a año aumenta el número de milmillonarios en el planeta y su fortunas; cuando las empresas de energía durante los dos últimos años antes de las elecciones americanas dedicaron453 millones de dólares a las actividades lobbistas, para convencer a miembros de la Cámara y senadores en el rechazo demedidas que vayan encaminadas a reducir emisiones; cuando siguen con los recortes de derechos y libertades; o cuando no realizan políticas de inversión para crear empleo, sino que modifican las leyes para que los ciudadanos se conviertan en esclavos cuando entran en sus puestos de trabajo.

Los riesgos globales existen, ya no son elucubraciones de unos cuantos extremistas y radicales, o de unos ciudadanos fácilmente manipulables. Desgraciadamente, son una realidad que tiene que ver, como ellos señalan y la mayoría sufre, con la crisis fiscal en las principales economías, el alto desempleo estructural y la precariedad laboral, la crisis del agua, la disparidad severa de ingresos, el fracaso en la mitigación del cambio climático, la mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos, el fracaso del gobierno global, la crisis alimenticia, el fracaso en unos mayores mecanismos financieros y la profunda inestabilidad política y social.

Conocemos los riesgos, pero las soluciones solo pueden llegar desde la democracia no desde Davos. Las soluciones solo pueden llegar desde la movilización ciudadana y su voto a la hora de obligar a sus gobiernos a cambiar de políticas. Las soluciones solo pueden llegar desde la superación del capitalismo financiero globalizado y el avance democrático hacia mayores cotas de libertad, igualdad y justicia social en el Planeta.

¿Te apuntas?