Además, la historia de un pueblo no es únicamente la de sus instituciones o gobernantes. ¿No ha tenido Catalunya una comunidad de destino con España tanto para lo bueno como para lo malo. ¿Cuándo alcanzó el pueblo catalán, si no es desde la Transición y con ésta Constitución vigente, más prosperidad, más bienestar, más libertad, y también más soberanía? Se entiende por qué se omiten estas realidades en la enumeración de etapas históricas de la Generalitat. Con ellas la conclusión del texto, el texto mismo sería injustificable.
Con tal revisionismo de la Historia vamos desde luego de Más a Menos.
El segundo dato viene de los debates. El representante de ERC, muy a lo bruto desde luego, afirma que hay que escoger entre la democracia y la Constitución. Una Constitución no tiene porque ser necesariamente democrática. Pero si está redactada, aprobada por un Parlamento libremente elegido, si el pueblo la ratifica con una importante mayoría por voto libre y secreto, ¿es o no es democrática? ¿En un mundo moderno y libre puede oponerse radicalmente la democracia a la Constitución, la democracia a la formulación de un Estado de derecho? ¿Es democrático no respetar una Constitución democráticamente establecida? El representante de ERC utiliza el vocabulario de los ácratas. Si acaso lo es, que lo diga.
Otra cosa es que se pida la reforma de la Constitución. Esto es perfectamente democrático, legal y legítimo. Es lo que el Parlament debería haber votado solemnemente, ya que una mayoría de sus diputados no se siente a gusto actualmente con la letra de la Constitución y que otros desean modificarla en un sentido federal. Esta vía de discusión habría encontrado más apoyos que rechazos en el resto del país. Y aunando esfuerzos, aunque fuesen en sentidos contrarios, se podría caminar hacia la deseada revisión. Pero lo que se ha decidido es ir hacia la independencia. Una forma de caminar en un mundo interpenetrado, complejo, que resulta realmente ir de Más a Menos.
En este tema, Inglaterra le ha robado protagonismo internacional al Parlament. El señor Cameron ha lanzado su propuesta para Europa, un desafío, un chantaje. Dice textualmente: Europa debe cambiar como lo deseamos los ingleses o nos salimos de ella. Solo aceptaremos seguir en la Unión Europea si ésta se modifica a nuestro antojo, según nuestros intereses, es decir si la Unión Europea se transforma en una Unión Europea Anglicana. Ya lo hicimos con nuestra Iglesia en tiempos de Enrique VIII, hoy lo proclamo yo, David Cameron. Y fija la fecha del referéndum: 2017. Es generoso. Da tiempo a los otros países para que discutan sus ultimatos. No concibe Europa como un destino común, sino como una asociación variable de intereses dispares y diversos. Como el señor Mas va de Más a Menos.
Entre Catalunya e Inglaterra no nos olvidemos de Escocia. Ella tiene fecha: 2014. Podrá entonces decidir si se separa de Gran Bretaña y guarda para sí sola parte del petróleo y gas del Mar del Norte. Porque siempre, detrás de las ilusionantes, épicas y generosas declaraciones de independencia se esconde Don Dinero. Se da la casualidad de que quienes piden la independencia de Escocia son pro europeos. A lo mejor es por eso que Cameron espera a 2017. ¿Será para aprovecharse de la ausencia de los votos pro europeos escoceses, si Escocia es independiente para esas fechas?
En los años que vienen podríamos encontramos, si prosperan estas posiciones anacrónicas, con una Europa debilitada, con más países pertenecientes que hoy, y se afirma hoy que con 28 Estados es difícil gobernarla. Iríamos otra vez de Más a Menos.
Desde luego es muy posible que el actual Presidente de la Generalitat deje su apellido a la Historia como ilustración del periodo en el cual Europa caminó de Más a Menos.