Pero no fue éste el único detonante de tamaña repercusión; un repertorio de acción original y el uso de lemas insólitos, hicieron del 15M un importante exponente de los novísimos movimientos sociales, que además se ha caracterizado desde su nacimiento por un uso de medios de comunicación alternativos y de redes sociales heredados de las plataformas que vinieron a conformarlo (como’ Juventud Sin Futuro’ o ‘Democracia Real YA’) y que han conseguido un importantísimo eco entre la juventud, teniendo en cuenta que quienes emiten los mensajes y sus principales receptores hablan el mismo idioma, pues todos ellos pertenecen a la ‘generación digital’.

Haber experimentado la precariedad laboral, estar altamente cualificado, encontrarse desempleado, no conseguir una emancipación económica ni personal y otros tantos factores que comparten miles de jóvenes en nuestro país, han actuado como factores cohesionadores de dicho movimiento, aunque el 15M contempla una composición tremendamente heterogénea y diversa. Ni siquiera el factor edad fue determinante, pues en las acampadas de las ciudades se podían ver personas de todas las edades.

El 15M ha supuesto para muchos jóvenes su primera aproximación al activismo social. En una sociedad donde el asociacionismo venía cayendo en picado durante años y las tasas de afiliación a partidos políticos de menores de 30 años son realmente escasas, este movimiento ha supuesto una revitalización del tejido social, a pesar de su interés en mantenerse alejado de organizaciones tradicionales. No obstante, cuando el movimiento se extendió por los barrios y comenzó a actuar en pequeños grupos que llevan a cabo acciones locales (llevando a la práctica uno de los lemas del movimiento altermundista: piensa global, actúa local) se ha aliado con asociaciones de vecinos y otros entes de la política tradicional, actores de la micropolítica, revitalizando así la vida asociativa de municipios y distritos de las grandes ciudades. El movimiento se descentralizó desde Sol hasta las asambleas de barrio, constituyendo éstas una oportunidad de pervivencia para el movimiento, que de momento sigue bastante activo en dichos espacios.

A pocos días de la manifestación-aniversario que tendrá lugar el 12 de mayo, el movimiento se encuentra algo debilitado. Existen tendencias internas que manifiestan su deseo de institucionalizarse (con Fabio Gándara, portavoz de DRY al frente) y convertirse en una asociación y que confrontan con los partidarios de continuar en los cauces no tradicionales de acción. Por otra parte, la situación de precariedad de la juventud española y los recortes sociales que está llevando a cabo el actual Gobierno dibujan un escenario más que propicio para continuar con las reivindicaciones, pero el movimiento se encuentra ciertamente silencioso en los últimos tiempos.

Más allá de los que suceda con él, es más que probable que las movilizaciones continúen y la conflictividad social aumente con motivo de la situación de la juventud, pues como rezaba una pancarta en Sol: “No somos anti-sistema, el sistema es anti-nosotros”.