En una democracia, todas las personas somos ciudadanos y por tanto tenemos que disfrutar de los mismos derechos sin ningún tipo de discriminación. No pueden existir ciudadanos de primera, segunda o tercera, porque la democracia es dignidad para todos, pero sobre todo es un camino hacia la igualdad.
Recientemente pude escuchar en el metro como una persona le comentaba a otra que “es una vergüenza, cuando hay campaña electoral todo el mundo habla de integrar a los discapacitados, todos los políticos quieren hacerse una fotos diciendo lo que van a hacer por la integración, pero después todo el mundo se olvida”. Quien así hablaba, era el padre de una persona discapacitada que relataba la angustia familiar y personal porque su hijo discapacitado no encontraba un empleo y más aún en una época como la actual.
Esta escena es más frecuente de lo que muchas personas se puedan imaginar, porque en España hay más de 1.450.000 personas en edad de trabajar que tienen certificado de discapacidad. Y en el mundo, de los mil millones de personas con discapacidad, al menos 785 millones están en edad de trabajar.
La angustia de ese padre se podía sentir al escucharle, y te hacía reafirmarte en la idea de que la situación para las personas discapacitadas es muy dura. Pero, ¿cuál es esa realidad? ¿Cómo podemos cambiarla? Según el Observatorio sobre discapacidad y mercado de trabajo en España:
- Una de cada cuatro personas con discapacidad está actualmente ocupada, es decir, que hay tres que no lo están. Y esta situación de por sí dramática se ha visto agudizada con una crisis que ha reducido en un 12,5 por ciento la tasa de empleo de las personas con discapacidad.
- Es un colectivo muy diverso, donde la tasa de empleo es mejor en los hombres, las personas de 25 a 44 añas, las personas con discapacidad sensorial, las que tienen un grado de discapacidad reducido y, sobre todo, las que tienen un mejor nivel educativo.
- La Educación, que es clave para la inserción laboral, presenta muchas barreras para las personas discapacitadas. Un 70 por ciento de personas discapacitadas tienen barreras para acceder a la educación cuando en las personas sin discapacidad el porcentaje es del 50 por ciento; el abandono precoz de la educación es el 43 por ciento; y solo el 15 por ciento alcanzan la educación superior.
- El salario medio bruto de las personas con discapacidad es un 10 por ciento inferior que el de las personas sin discapacidad.
- Más del 81 por ciento de las empresas mayores de 50 trabajadores incumplen la cuota de reserva del dos por ciento.
- Uno de cada seis trabajadores con discapacidad está en riesgo de pobreza a pesar de tener trabajo.
- Casi 83 personas se benefician de las ayudas a la integración laboral de las personas con discapacidad.
- En los últimos 20 años se han creado 78.387 empleos para personas con discapacidad gracias a la Fundación ONCE
Estas cifran, no pueden esconder las esperanzas de millones de personas que quieren tener una oportunidad y salir adelante. Estas cifran, estas vidas hacen necesario un compromiso urgente y radical de los poderes públicos y de toda la sociedad en su conjunto para promover la justicia social. Y mediante acciones concretas utilizar todos los resortes legales, políticos, económicos y sociales para conseguir la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad en todos los ámbitos y también en el del trabajo.
Estamos hablando de derechos humanos, estamos hablando de inclusión, y de participación. Pero también estamos hablando de no discriminar, de respetar la diversidad, de igualdad de género y sobre todo de dignidad y felicidad. Hay que desarrollar políticas y normas a nivel internacional, nacional y local. Pero hay que hacerlo ya. Se necesita sensibilidad y presupuesto. Se necesita continuar y profundizar en este camino de inclusión. Se necesita la presión ciudadana para conseguirlo.
Recordando las palabras de ese padre, de esos padres, pienso que quiero vivir en un país que haga realidad los sueños de ese hijo, de esos hijos. Pienso que quiero que ese padre se equivoque y los nuevos gobiernos se ocupen de todas las personas, pero especialmente de las que más lo puedan necesitar.
Si se consigue, viviremos en un mundo mejor, porque habrá más esperanza y felicidad.