La derecha se empeña en agravar las previsiones sobre la evolución de la economía. Haciendo gala de un pesimismo más que interesado, aseguran que la crisis ya es un hecho en España. No es cierto. La desaceleración en el crecimiento está repercutiendo sobre la producción inmobiliaria, sobre el consumo y sobre el paro. Pero la economía española se mantiene firme con subidas del PIB superiores a la media europea, con una tasa de paro tres puntos por debajo de 2004, y con unas cuentas públicas muy saneadas. Estamos en las mejores condiciones para superar el bache, pronto y bien.
La derecha yerra una vez más con la estrategia del “cuanto peor, mejor”. Por varias razones. La primera: los españoles, muy mayoritariamente, saben que el discurso catastrofista sobre nuestra economía no responde a la realidad y, además, es contraproducente. Anticipar escenarios críticos mueve a la desconfianza y al retraimiento en la inversión y el consumo. El discurso del PP perjudica a nuestra economía y a nuestro empleo.
Segunda razón: en un contexto de desaceleración económica o de crisis, la derecha apuesta siempre por el ajuste y los decretos “brutales”, mientras que el socialismo promueve políticas públicas para tirar de la demanda y proteger a los sectores sociales más vulnerables. En las etapas de dificultad económica, la mayoría de la sociedad, especialmente los trabajadores, las clases medias y las rentas más bajas, saben que conviene contar con un Gobierno de progreso.
Las opciones para el 9M son, pues, muy claras. Con Rajoy y Pizarro en el poder nos espera el ajuste, el recorte de derechos laborales, el retroceso en el gasto para la protección social, la congelación de pensiones y sueldos públicos, las bajadas de impuestos para las rentas altas, la privatización de los servicios públicos… No es una presunción. Esto fue lo que hicieron entre 1996 y 2004. El PP ha votado contra la subida del salario mínimo, y Pizarro ha defendido la supresión del Ministerio de la Vivienda y la capitalización privada de las pensiones.
¿Existen riesgos para nuestra economía asociados a la desaceleración? Sí. ¿Podemos enfrentarlos con garantías? También. ¿Cómo? Con más socialismo. Si la inversión privada se retrae en el sector inmobiliario, compensemos promoviendo un millón y medio de viviendas protegidas y la rehabilitación de los edificios más deteriorados. Si hay riesgo de perder actividad, competitividad y empleo por el repunte de la inflación, apostemos por la inversión física (infraestructuras), la inversión tecnológica (I+D+i), la inversión en capital humano (formación), y el apoyo a los emprendedores. Si aumentan los problemas para los sectores sociales más vulnerables, reforcemos el Estado del Bienestar, mejorando las pensiones, incrementando las becas, cimentando el sistema nacional de dependencia, aumentando las ayudas para el acceso a la vivienda…
Las recetas neoliberales han fracasado en la metrópoli donde gobierna el referente de quienes hoy mandan en el PP. La política de la desregulación, la privatización, las bajadas brutales de impuestos y el retroceso del Estado social han conducido a Bush y a la sociedad estadounidense a una crisis económica grave con graves repercusiones sociales.
¿Se empeñan en enfatizar los riesgos de la desaceleración económica? Bien, démosles la respuesta que se merecen ellos y que agradecerá la sociedad española: más socialismo.