En primer lugar, ¿cómo es hoy Europa? Como todos los análisis y los datos indican: Europa es más de derechas. Estas elecciones han sido un varapalo para la izquierda y para la socialdemocracia. Hay un grave problema de liderazgo político, de estructuración de las organizaciones en distintos países como Francia o Italia, y de una desorientación ideológica respecto al crecimiento de la derecha cuando ha sido la responsable de la crisis que hoy vivimos.

Pero también a la derecha le corresponde ahora analizar cómo y con quiénes se sentarán en el Parlamento, porque no es lo mismo Merkel que Sarkozy o que Berlusconi. ¿Hacia dónde va la derecha europea? Resulta muy preocupante el extraordinario crecimiento de la ultraderecha y estos partidos obligarán a la derecha liberal a pronunciarse sobre determinados asuntos como el crecimiento de la Unión Europea, la inmigración o los nacionalismos propios frente a Europa. ¿Dónde estará el PP de Mariano Rajoy? La alegría que vive la derecha liberal debe moderarse pues sería un fracaso y un peligro que se vieran arrastrados por posiciones ultras que nos recuerdan a las épocas sangrientas de guerras vividas en Europa. A eso hay que añadir los elementos estridentes, estrambóticos y deshonestos como el que representa Berlusconi. Aunque el PP tiene poca legitimidad moral cuando sigue dando “cariño y amor” a alguien como Carlos Fabra.

En segundo lugar, resulta inevitable la extrapolación a nivel nacional, sobre todo por la euforia que vive el PP. Y algún análisis debe realizar el PSOE para corregir la estrategia ante un aviso de su propio electorado. No es el PP quien gana votos, sino el PSOE quien los ha perdido.

Hay tres cosas que Rajoy debe reflexionar si tiene un momento de humildad entre tanta “borrachera” electoral. Primero, ¿qué sector del PP ha ganado? En el balcón de aquella noche vi al “aznarismo” de ayer: Mayor Oreja, Esperanza Aguirre, Pilar del Castillo, el propio Rajoy, y en un rinconcito a Cospedal. La vieja guardia del PP cree que son ellos los que han ganado. En cambio, Rajoy proclama la estrategia del congreso de Valencia; ¿y dónde están? Hace un año, Rajoy era un cadáver político con más enemigos que amigos dentro de su partido; hoy tiene un margen de confianza, pero ¿puede fiarse de aquéllos que espían, conspiran y ponen palos de rueda en el camino?

Dos, el PP ha ganado las elecciones sustentado fundamentalmente en dos polvorines: Madrid y Valencia. Sigue el caso Gürtel, los imputados, las fianzas, los delitos y la trama empresarial de corrupción. Además, Rajoy ha unido su ética a la de los imputados, especialmente en Valencia, donde se pretende con este resultado blanquear los posibles delitos. Que se lo digan a Carlos Fabra, personaje “berlusconiano” que ha sido el primero en salir a decir “que a los ciudadanos no les importa si es culpable”. Todo se mezcla: los votos, la ética, la decencia, los delitos, el juzgado y las urnas.

Tercero, Rajoy debe dejar de levitar y recordar lo que ya le han dicho desde el PSOE: él no ha ganado nunca unas elecciones. Por tanto, que no exija mociones de confianza. ¿Cuál es a partir de ahora la estrategia del PP? Hasta el momento no han arrimado el hombro han jugado a la deslealtad y al frentismo. Quizás piense Rajoy que esto ha funcionado como le funcionó a Aznar en tiempos pasados. Cría cuervos, dice el dicho.

¿Y el PSOE? Hace mucho tiempo que algunos venimos avisando de la sangría de votos que se sufre en Madrid y Valencia. No puedo opinar sobre Madrid, pero sí sobre mi autonomía. Los socialistas valencianos vivimos una crisis profundísima: 17 elecciones consecutivas perdidas. Como me considero parte implicada, exijo que nadie lea entre líneas. Pero no hemos parado de caer en el pozo. Los socialistas valencianos ni estamos ni se nos espera: tenemos un problema estructural, con una falta grave en la organización, con una militancia desfondada, y con unos votantes desesperados. La ciudadanía no confía en nosotros porque no saben ni quiénes somos ni qué decimos. Lo más lamentable: la invisibilidad. Pero este gravísimo problema tiene consecuencias para el PSOE. ¿Acaso se puede gobernar por tercera vez sin frenar la caída libre de Madrid y Valencia? ¿Lo sabe mi secretario general? ¿Lo escucha Zapatero?

¿Hay alguien ahí?