Nuestro recuperado Rey ha hecho su primer viaje a Marruecos, ese vecino tan querido, ejemplo de libertad, del que algunos reciben grandes dones, haciéndose acompañar por multitud de ministros y ex ministros, amén de empresarios, sin que los españoles de a pie sepamos qué grandes venturas nos traerán de allá. Pero no es el viaje el que me interesa ahora, sino la presencia en el mismo de Alberto Ruiz-Gallardón al que algunos de sus conmilitones acusan de estar moviéndole la silla a su jefe Rajoy, y su habilidad para desaparecer del convulso Madrid y aparecer cercano al Rey en la tumba de Mohamed V con cara de circunstancias. Si pasa lo que mucha gente piensa, pero no lo dice, el Ministro de Justicia ya está susurrando al oído de Su Majestad ¡me lo pido! Sea o no cierto lo que se comenta sobre sus reiteradas aspiraciones a la cúpula del Poder hay que reconocer que el personaje se las ingenia para estar en la procesión y repicando, aunque en el contexto del “sálvese quien pueda”, provocado por el tesorero, que se ha adueñado de la política española, es difícil apostar por un ganador. De momento, más que de ganadores se puede hablar de perdedores, el conjunto de los españoles, testigos estupefactos de las miserias que van conociendo cada día.
Como de viajes se trata, en Madrid se ha producido otro, más bien excursión, hacia el Palacio de la Moncloa, no para tomarlo, que no estamos para revoluciones: los excursionistas, suponemos que convocados al efecto, se han acercado a comer con el silente jefe del Gobierno, inusualmente mudo por mor de Bárcenas para desesperación de los militantes de su partido y de las oposiciones parlamentarias, que han tenido el atrevimiento de pedirle explicaciones o, lo que es el colmo, sugerirle la dimisión. Él responde rodeándose de los próceres del Ibex, no todos, porque el archifamoso primer banquero de España, Botín, no ha asistido, puede que escaldado de sus anteriores apuestas públicas por el denostado Zapatero. La verdad es que ha sido una reunión incompleta e inconcreta: tibieza y palmaditas, porque ni los asistentes saben qué va a suceder en medio de tanta intriga, tanta denuncia y tantas donaciones puestas al descubierto. Aunque no estamos para bromas, la conversación de la Moncloa puede haber sido como el diálogo de los dos guindillas en la Verbena de la Paloma “¿Qué hacemos tu?, pues lo que te de la gana. Pues demos otra vuelta a la manzana”.
En otras circunstancias los dos retratos serían motivo de chanza o de alejamiento cercano al pesimista “apaga y vámonos”, pero los que creemos en los valores de la libertad y de la democracia, debemos seguir manifestando nuestra confianza en el porvenir de España, porque tenemos una visión positiva del pueblo español, a pesar del maltrato de que viene siendo objeto por muchos de los que lo dirigen. Por eso, en estos días aciagos, preñados de temor y de incertidumbre, confiamos en los ciudadanos para despejar el horizonte y salir al campo abierto de la democracia, con el fin de recuperar los valores del esfuerzo y de la educación, que nos convertirán en hombres libres. De ahí que, vistas las patéticas imágenes de Rabat y de Madrid, deseamos que, con el concurso de voluntades políticas y sociales, España salga del esperpento en la que la han convertido la mayoría de los personajes que aparecen en las fotografías. Los españoles hemos demostrado ser pacientes e indulgentes y nos conformaríamos con que muchos de esos personajes hicieran mutis por el foro.