“El baile de la victoria” es la adaptación a la gran pantalla de la novela de Antonio Skármeta, Premio Planeta 2003. La película se inicia con la llegada de la democracia a Chile, tras la que se decreta una amnistía general para todos los presos sin delitos de sangre. Entre ellos dos ladrones, el joven Ángel Santiago (Abel Ayala) que está decidido a vengarse de los abusos sexuales que ha padecido en la cárcel, y al mismo tiempo planea un ambicioso y arriesgado robo para el que necesita la colaboración del otro, Nicolás Vergara Grey (Ricardo Darín), un famoso ladrón de bancos que huye de su reputación mientras trata de recuperar a su familia. Los planes contrapuestos de estos personajes establecen una dialéctica vital que vertebra todo el relato. Con el que se combina, como un aderezo, la mágica presencia de Victoria (Miranda Bodenhofer), una misteriosa bailarina adolescente cuyos padres fueron asesinados durante la dictadura.
Este film ha sido elegido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas para representar a España en la 82 edición de los Oscar, dejando atrás ‘Gordos’ de Daniel Sánchez Arévalo y ‘Mapa de los sonidos de Tokio’, de Isabel Coixet.
Esta cinta constituye un retrato, con toques de realismo mágico, de una de las etapas más difíciles de la reciente historia de Latinoamérica. A veces emotiva y en todo momento dramática, no logra la armonía necesaria para ser un todo integrado. Su realización y puesta en escena es impecable. Llegando a ser estéticamente elegante en los pasajes más escabrosos. Los cuales, son resueltos con inteligencia sutil a la hora de hacer las críticas a Pinochet y a su régimen de terror.
La interpretación es lo mejor. Ricardo Darín está perfecto como el hombre cansado y derrotado, que ve cómo se desvanecen sus sueños, pero que puede recobrar la ilusión como mentor del enamorado Ángel. Y son un auténtico descubrimiento los jóvenes Miranda Bodenhöfer, y sobre todo, Abel Ayala, por su frescura y gracia.