Esta barra libre de los que dirigen las empresas para subirse sus remuneraciones, copiada de Estados Unidos, se ha extendido como la pólvora también en España, y, con el tiempo, se ha ampliado a sus indemnizaciones ya sea por despido, por prejubilación o por jubilación. Es lo que denominan blindajes.

Lo llamen como lo llamen, es una obscenidad y una vergüenza en cualquier circunstancia, pero más aún en un momento de crisis y, además, en empresas o cajas que han tenido que ser intervenidas o basan su negocio en antiguos monopolios públicos. Los ciudadanos hemos podido conocer, como ya ocurrió en otros bancos y grandes empresas de nuestro país, las golferías de unos directivos que antes de ser cesados por peleas de poder o por su pésima gestión se prejubilan, como en el caso de la Caja de Ahorros del Mediterráneo repartiéndose 14 millones de euros, cuando el Banco de España ha acudido a su rescate con 2.800 millones más otros 3.000 de liquidez. O como en el caso de Novacaixagalicia, donde su antigua cúpula directiva se reparte 40 millones de euros.

A parte de lo escandaloso de estos comportamientos, sería interesante conocer que dice el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, porque no vale hablar de que las cajas tienen que estar profesionalizadas, y al mismo tiempo ser dirigidas como un cortijo al servicio de los intereses particulares de determinados dirigentes territoriales de su partido. Éste ha sido el problema de fondo de la mala gestión de algunas cajas y de la barra libre de algunos directivos que, como eran sumisos al régimen, obedecían pero a un precio muy elevado como ahora conocemos.

La indignación está bien, pero aquí hay que tomar medidas. Muchas medias, porque como vemos el decreto que aprobó el Gobierno de España para limitar el sueldo de los banqueros de las entidades que hayan recibido ayudas públicas ha llegado tarde o no está funcionando como debía.

¿Qué ha hecho el Banco de España? Durante años hemos estado oyendo numerosas declaraciones, tanto de Caruana, anterior gobernador del Banco de España y hoy en el FMI, como de Ordoñez, actual gobernador, pontificando de empleo y de reformas laborales. Pero ¿Qué hacían para controlar a los bancos y cajas tanto en su exposición al sector inmobiliario como en las remuneraciones e indemnizaciones que ahora conocemos? Parece que poco, porque entre sus funciones el Banco de España tiene la de supervisar, conforme a las disposiciones vigentes, la solvencia, actuación y cumplimiento de la normativa específica de las entidades de crédito y de cualesquiera otras entidades y mercados financieros cuya supervisión le haya sido atribuida. Cosa que en este caso parece que no ha realizado con la debida diligencia.

En cualquier caso, es intolerable lo que ha ocurrido y hay que utilizar todas las normas legales a nuestro alcance, también las penales, para evitar este tipo de comportamientos. Pero, además, hay que exigir responsabilidades a los que se han puesto estas indemnizaciones y a aquellos que tenían que controlar este tipo de prácticas y no lo hicieron o las autorizaron.

Los ciudadanos deben ver con claridad que no solo no es justo este tipo de salarios y millonarias indemnizaciones, sino que no se va a permitir la impunidad en este tipo de comportamientos. La democracia implica redistribución de la riqueza a través de los salarios, y ya es hora de que la brecha entre los salarios altos y los demás comience a reducirse con bajadas por arriba y subidas en los salarios medios y bajos.