Porque Bárcenas está haciendo exactamente lo que todos imaginábamos que haría: tirar de la manta si el PP no conseguía librarle de la prisión. En cambio, Rajoy ha utilizado y está utilizando su cargo de Presidente y al Gobierno en cuestión para su propia causa personal. En primer lugar, cuando consiguió el poder, con recursos presuntamente ilícitos e ilegales como el entramado de corrupción y financiación que estamos descubriendo; en segundo lugar, cuando desde su posición de poder ha estado intentando (según parece ser) salvar a Bárcenas a través de las presiones a jueces, y de mover todos los hilos a su alcance, incluso poniendo al Ministerio de Justicia a la causa de Bárcenas; en tercer lugar, cuando, según lo que se publica, al no poder paralizar la instrucción judicial, ha intentado chantajear al propio tesorero con salvar o no a su mujer de este trance; y, por último, Rajoy está escondiéndose detrás de su puesto de Presidente de Gobierno para no salir a dar explicaciones, huir cobardemente del Parlamento, e imponer los votos de las urnas como contrapeso a sus posibles ilegalidades. Pero no es así, señor Rajoy, cuando los españoles le votaron desconocían la caja B, las cuentas en Suiza, y todo el caso Bárcenas del que el señor Rajoy ha sido perfecto conocedor.
También tiene razón el Presidente del Gobierno, señor Rajoy, cuando declara que un presidente no puede estar excusándose todo el tiempo. Efectivamente, y eso es lo más lamentable, que, a cada reunión internacional, a cada comparecencia de Rajoy, en vez de estar pendientes de la crisis y el futuro de España, toda la prensa internacional está pendiente de las irregularidades de Rajoy, del PP y del señor Bárcenas. Porque no hablamos de “cuatro trajes”, ni de una tontería, sino de un entramado realmente grave realizado desde hace 20 años, y en los que el actual Presidente del Gobierno ha sido parte (y parece que ha “recibido parte”) activa y responsable como uno de los dirigentes principales del partido. Es lamentable lo que este país está viviendo y la imagen que estamos exportando a través de nuestro Gobierno y nuestro Presidente.
¿Alguien se imagina a un Presidente de Gobierno mandándose mensajitos por teléfono con un “presunto delincuente” (como le llama Dolores de Cospedal)? Pues eso es lo que ha estado haciendo Rajoy hasta hace un par de meses. ¡Increíble!
Luis Bárcenas, alias ‘Luis el cabrón’ (según sus propios “amigos” del PP), era hasta hace poco, un señor íntegro y honesto, por el que ponían la mano en el fuego todos sus compañeros, incluso el propio Rajoy, que empeñó su palabra. ¿Dónde está ahora Arenas para defenderlo? ¿Algún español puede creerse que ningún dirigente del PP conocía las fechorías del tesorero, y del anterior tesorero, y del anterior cuando el caso Naseiro (implicado también el señor Zaplana)?
Ya no estamos hablando de que vemos humo y hay indicios. La justicia está tirando de un hilo del que cada día se descubren nuevas noticias, nuevos datos, nuevas cuentas falsas, nuevas estafas. Y el Presidente no contesta.
La oposición debe cumplir con su deber e intentar devolver al Parlamento lo que es de los ciudadanos: la transparencia y la responsabilidad política.
Caiga quien caiga, pase lo que pase, el sistema democrático está en entredicho y necesita limpiarse a fondo, deshacer todas las relaciones entre empresarios y políticos, los favores negociados, los maletines y todo un entramado de corruptelas que se ha inmiscuido en el ADN de la cultura política.
Por muy difícil que sea ponerse de acuerdo por parte de la oposición, aunque existan otras porquerías en otros partidos políticos, nada justifica que no se vaya hasta el final, que se pague por parte de los responsables, y que se pongan medidas para que no vuelva a ocurrir.
España tiene una deuda con su modernidad política, con su transición democrática, y si no salimos de esta lamentable circunstancia, con la confianza de que la justicia ha hecho bien su trabajo, con plenas garantías, no podremos volver a confiar en nuestro sistema político. Ni nosotros ni fuera de nuestras fronteras, que ya están poniendo en cuarentena todo lo que proviene de nuestro país.
Rajoy sigue con la misma estrategia de toda su vida política: resistir hasta que esto escampe. Pero en esta ocasión, su estrategia es a vida o muerte con la Democracia española. Si con su actitud de resistencia, gana y continúa adelante sin que sepamos qué ha pasado durante estos 20 años, habrá perdido España y su sistema democrático.
No es Bárcenas quien está haciendo chantaje al Estado de Derecho. Es el propio Presidente de Gobierno.