Y en este sentido, entiendo que Zapatero, en el Gobierno de la nación y en el Partido Socialista que lo sustenta, ha de tener muy en cuenta la nueva percepción (imagen pública) que los ciudadanos tengan, tanto de la manera en que él mismo resuelva los problema económicos (y los demás problemas, claro) del país, como del PP recién salido de su congreso. Y esto, naturalmente, puede influir en los resultados de las tres próximas citas electorales, las gallegas, vascas y europeas.

Así, entiendo que los militantes socialistas con voz y voto en su inminente congreso, habrían de sopesar que de éste han de salir los grandes trazos de la política del PSOE en la actual legislatura. Y esos trazos, con la coyuntura económica actual y su repercusión en la pérdida de puestos de trabajo y calidad de vida ciudadana, parece que inexcusablemente se sitúan en una política social que potencie los contrastados logros del estado de bienestar. Esto es, que los ciudadanos sientan que, además de las muy importantes leyes sociales de los últimos cuatro años (y los casi catorce de los anteriores gobiernos del PSOE), en el Gobierno de la nación hay actualmente un equipo netamente socialista que se implica en la solidaridad y en la mejora progresiva de la vida de los administrados, sobre todo de las capas (clases, para entendernos) bajas y medias.

Porque un intento del PSOE de abalanzarse sin más a la conquista de las zonas ideológicamente templadas (en lucha encarnizada, no se olvide, con un PP actual que, o vence en la captación de este electorado o vuelve a la caverna), conllevaría probablemente la desasistencia de los más y, por cierto, su público natural, los ciudadanos de izquierda, con matices de intensidad sí, pero de izquierda. El PSOE nunca ganará unas elecciones tomando como público prioritario a aquél que no le pertenece. Lo cual no obsta para que intente -y pueda lograr- que ni un solo voto de centro izquierda se pase al nuevo PP ni siquiera se abstenga.

Pero, para todo ello, Zapatero y su gobierno (y la nueva ejecutiva del PSOE que salga de su congreso) han de tener en cuenta que, además de hacer una política progresista en esta legislatura, han de saber contarla. Y han de saber contrarrestar el indudable gran programa de comunicación que a estas horas debe estar elaborando el PP para instalarse en la percepción y valoración positiva de todo el espectro de la derecha, del extremo al centro. Imagen contra imagen, hechos contra hechos. Y no se olvide, la percepción (imagen) de los ciudadanos se forma no sólo de lo que hacen los partidos, sino asimismo de cómo lo cuentan. Y, hoy por hoy, el PSOE, en Moncloa y en Ferraz, tiene mucho que mejorar también en esto último. Veremos…