La última película de Gerardo Herrero está basada en la novela del escritor uruguayo Hugo Burel. Publicada en 2005 por la editorial Alfaguara. El productor de “El secreto de sus ojos” y director de títulos como “El principio de Arquímedes”, “Heroína”, “Los aires difíciles” o “Que parezca un accidente”, nos ofrece ahora un thriller laberíntico donde nada es lo que parece.

Eduardo (Leonardo Sbaraglia) es un hombre de negocios, que cuando se siente estresado sale a correr y sólo así logra continuar su vida. Sin embargo, últimamente la presión se está volviendo insoportable y está a punto de estallar. De regreso de un viaje de negocios difícil, conoce en el aeropuerto a un misterioso hombre que le ofrece la posibilidad de trabajar juntos. Se llama Raimundo Conti (Miguel Angel Solá) y promete mejorar su vida de forma altruista. Esta nueva amistad de Eduardo le hace vivir una terrible persecución que le conducirá a verse como realmente es. Un hombre estresado que ha tenido que pisar a mucha gente para llegar alto en los negocios.

El argumento plantea el dilema de la vida en nuestros días, ¿el fin justifica los medios para vivir en la confortabilidad social y económica?. ¿Estamos dispuestos a pagar el precio personal y familiar para lograrlo? Todos diremos no, pero en cuantas ocasiones hemos tenido que hacer cosas de las que no nos sentimos especialmente satisfechos. Todo lo que hacemos tiene consecuencias, y asumirlas no siempre es agradable.

“El corredor nocturno” se desmenuza con curiosidad, por el oficio incuestionable de su autor, por el mecanicismo atractivo de la historia, de suspense e intriga, y porque Miguel Ángel Solá engrandece a sus personajes, los dota de vida con una aureola mágica. En este caso, confundiéndonos por momentos en si es maldad o bondad lo suyo. ¿Es el diablo o un ángel?

Una interesante película, realizada con brillantez y con bella factura artística.