Por ese motivo, es importante de en medio de tanta celebración, árbol de Navidad, Belenes y Reyes Magos, en el momento de hacer balance y comprometernos a cambiar para el año que viene haciendo más ejercicio, dejando de fumar, siendo más simpático que es gratis, dejemos un espacio para el compromiso. Sí, el compromiso, con uno mismo, pero también con los demás, con los que están más cerca de nosotros pero también con el resto de personas que habitan este mundo tan globalizado e interdependiente. Hay que vaciarse los bolsillos de resignación y pasividad, para pasar a construir nuestro presente de manera activa por nosotros mismos.

Os propongo que llevemos durante todo el año un árbol de Navidad imaginario con nuestro compromiso, para que no decaiga a las primeras de cambio y para que poco a poco, día a día, se vaya haciendo realidad un mundo más libre, justo y solidario. Los adornos de este compromiso son ocho bolas rojas, ocho objetivos del milenio que traerán vida, paz y felicidad:

1.- Erradicar la pobreza extrema y el hambre.

Para 2015 se tenía previsto reducir a la mitad (7% del total de la población) el porcentaje de personas cuyos ingresos fuesen inferiores a 1 dólar por día, y el de personas que padecen hambre. En estos momentos hay 925 millones de personas (el 13, 5% del total) que pasan hambre, más de 1.100 millones de personas viven en condiciones de extrema pobreza y 1.600 bajo el umbral de la pobreza. Lo anterior significa que el 40% de la población mundial padece hambre y escasez.

2.- Lograr la educación primaria universal.

Casi 100 millones de niños y niñas en edad escolar no reciben ningún tipo de formación. Ocho de cada diez viven en África subsahariana o Asia Meridional. Para superar estos datos se necesitan 3.700 millones de dólares más al año y 18 millones de profesores más.

3.- Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.

Unas 5.000 mujeres mueren al año asesinadas por el ‘honor’ de sus familias según Naciones Unidas, cerca del 60 % de los menores sin escolarizar son niñas, y dos tercios de los 880 millones de adultos analfabetos que hay en el mundo son mujeres. Las mujeres son las que más se están viendo afectadas por la crisis que padecemos

4.- Reducir la mortalidad infantil en menores de cinco años en dos terceras partes.

La mortalidad de menores de 5 años descendió desde los 12,4 millones de 1990 hasta los 8,1 millones del año pasado, según Unicef. La mitad de estas muertes las provocan cinco enfermedades: neumonía, diarrea, malaria, sarampión y sida. Lo que significa que podrían evitarse teniendo acceso a sueros, antibióticos, agua potable, etc, cuyo coste es bajo. Todavía hay 104 millones de niños desnutridos

5.- Mejorar la salud materna, reduciendo la mortalidad materna en tres cuartas partes.

El número de mujeres que mueren debido a las complicaciones durante el embarazo y el parto ha descendido un 34% desde 1990. Pero el dato es insuficiente, porque 1.000 mujeres mueren cada día en el embarazo o el parto por falta de asistencia sanitaria básica gratuita.

6.- Combatir el VIH / Sida y otras enfermedades.

Desde 2005 y gracias al acceso a la medicación, las infecciones y muertes por sida han descendido. Pero hay que mantener las políticas y los recursos para que no repunte. Al mismo tiempo, hay que luchar contra enfermedades como la malaria que causa la muerte de casi un millón de personas cada año.

7.- Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.

Reducir a la mitad en 2015 el número de personas que carecen de acceso al agua potable o saneamiento básico es el objetivo a cumplir. El camino es arduo, cuando más de 1.000 millones de personas carecen de agua potable, más de 2.500 de saneamiento básico y más de 5 millones de personas, principalmente niños, mueren por beber agua en más estado.

8.- Fomentar una Asociación Mundial para el Desarrollo.

Sólo cinco países: Dinamarca, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega y Suecia, han alcanzado el 0,7% de ayuda al desarrollo. Y la ayuda de los países ricos ha disminuido un 25% en los últimos 15 años.

Todo lo anterior son los compromisos que tenemos que soñar y realizar. Nadie dijo que cumplir los sueños fuera fácil, pero entre todos, con esfuerzo, constancia y entrega, podemos convertirnos en una marea humana que ponga a las personas y sus necesidades, y a los derechos humanos por encima del economicismo que solo pretende dinero, dinero y dinero para unos pocos y a cualquier precio. El ejemplo es que hemos avanzado algo en este camino con la disminución del número de niños que mueren, con el aumento de los partos que son atendidos por un agente sanitario calificado en todo el mundo, con la disminución del número de personas que se infectan con el VIH o con la mejora de los resultados que se logran en los tratamientos de la tuberculosis.

Feliz día de la Salud y gracias por vuestro compromiso.