No sé hasta dónde alcanzará Obama con su discurso económico-social contra la desigualdad. Le quedan dos años, y lo que no pretende es perder el tiempo. Está dispuesto a dar la batalla.O

Y resulta reconfortante escuchar un discurso económico más propio de la sociedad del bienestar europea que de la competitiva USA. Hemos invertido los términos, tanto, que hasta Piketty, el economista francés de moda que ha causado una revolución hablando de la creciente desigualdad, aplaudió las palabras y el compromiso de Obama, frente a los brazos caídos y la resignación europea que encarna el gélido rostro de Merkel y el desconcierto de Hollande.

Es cierto que EE.UU no puede cantar victoria ni tiene todos los problemas resueltos, pero su apuesta por la salida de la crisis fue en el sentido contrario al europeo. Aunque el día a día resulte difícil para la clase media que aún se resiente de la crisis económica, sus cifras indican un desempleo en el 5,6% y un crecimiento de la economía en un 5% en el último trimestre de 2014, y seguirá en crecimiento según las previsiones.

El Gobierno español también está eufórico porque dice el FMI que es el único país, junto con EEUU, que crece. Eso sí, crecemos apenas el 2% y nuestro desempleo sigue hoy por encima del 23%. Pero la actitud de Rajoy es muy diferente a la de Obama. Mientras que el presidente estadounidense piensa batallar hasta el último momento, Rajoy está encantado de conocerse, satisfecho con las miserias, y desaparecido ante la corrupción que asedia al estómago de su partido.

Porque si Obama ha centrado su discurso en las desigualdades, en la disparidad de ingresos y riqueza, y se compromete a la subida de impuestos en Wall Street, la apuesta por la educación y la subida del salario mínimo interprofesional, en España se sigue hablando de más recortes y de apretarse más el cinturón de unos trabajadores que, pese al optimismo del Gobierno, no ven salida al túnel, y sólo encuentran bajadas de salario, pérdida del poder adquisitivo, menos ayudas y dificultades económicas para acceder a una educación de calidad.

La apuesta de Obama por combatir la desigualdad es la mejor noticia para la clase media. Es la recuperación del Estado de Bienestar.

Lamentablemente, intentar convencer a Europa y a Rajoy de que la política de Obama ha sido acertada, de la importancia de los planes de estímulo, es como golpearse la cabeza contra una pared. Porque la ceguera y el egoísmo conservador siguen por la senda del austericismo que tanto daño y sufrimiento está generando a millones de europeos.

Seguiré con expectación las elecciones griegas porque la última palabra en Europa todavía no está dicha.