¿Está improvisando Solbes? ¿Acaso desconoce los déficits de gastos sociales de España en comparación con la media de los países europeos? ¿Quizás no acierta a entender que Zapatero necesita dar un impulso a las políticas sociales de cara a las próximas elecciones generales? Nada de ello parece probable. Por lo tanto, en la medida que, de aquí a las elecciones, no hay tiempo para otros planteamientos más sistemáticos y de fondo, la única vía que tiene Zapatero para compensar las críticas y la sensación de carencias en este campo, sobre todo en una etapa en la que la economía ha ido bastante bien, es plantear iniciativas sencillas y concretas que tengan un rápido y eficaz impacto social, mostrando que se está caminando en la buena dirección, intentando recuperar los niveles de gasto social que habíamos alcanzando en España al final de la primera década de gobierno de Felipe González, justo antes de que Solbes asumiera responsabilidades en el área económica.

Es posible que hubiera sido factible plantear otras alternativas, y con otros efectos, en la misma dirección. Pero eso ya no hace al caso. El problema es que las iniciativas que se están tomando en esta dirección están siendo sometidas a un tremendo efecto trituradora, en lo que a su credibilidad y eficacia se refiere. Es lo que podríamos calificar como el “efecto Solbes”, que ha inaugurado una tendencia que puede ser bastante erosiva para las posibilidades electorales del PSOE. Si nada menos que el Vicepresidente Económico del Gobierno presenta las propuestas sociales que se hacen –con legítima intención electoralista– poco menos que como ocurrencias escasamente calibradas, es inevitable que una parte de los votantes piense que los propagandistas del PP tienen razón cuando formulan estas mismas objeciones.

El espectáculo –repetido– de varios ministros discrepando abiertamente sobre tales cuestiones a través de los medios de comunicación social y la falta de reflejos de Zapatero al no cesar inmediatamente a su Vicepresidente económico, revela que estamos ante una cuestión que presenta más complejidades y dificultades de las que a primera vista pudiera parecer. El problema es que el “efecto Solbes” puede acabar teniendo consecuencias multiplicadoras tanto si es cesado, como si dimite, como si logra frenar en seco cualquier iniciativa de políticas sociales que incrementen los gastos.

Última pregunta por hoy; ¿acaso desconoce el Vicepresidente Económico el peligroso “efecto Solbes” que sus recurrentes pronunciamientos están produciendo en el plano electoral y de la credibilidad del Presidente? Si lo desconoce malo, y si no lo desconoce, entonces lo que habría que preguntarse es qué poderosas razones le están llevando a mantener un comportamiento político tan desafiante y erosivo. Intentaré responder a esta peliaguda pregunta la semana próxima, si es que antes no se ha despejado el enigma.