Antes de comentar los aspectos importantes del Congreso y de sus resoluciones quisiera hacer un inciso. Entre las representaciones internacionales, clásicas en los Congresos socialistas, cabe destacar la delegación del SPD, encabezada por su Presidente Sigmar Gabriel, mientras que la delegación del PSOE la encabezaba José Antonio Espejo, de la Secretaría de Relaciones Internacionales… Sin comentario.
El PSF ha querido dar una imagen fuerte de unidad y de apoyo unánime a un Gobierno omnipresente. Las estructuras de este Partido con su funcionamiento en base a corrientes de opinión, da lugar en general a comicios polémicos y divisiones exacerbadas. Pero esta vez lo tenían bien preparado. Con una moción general que logró un apoyo de más del 70 por ciento del voto de las bases y un Secretario General que recogió idénticos niveles de aprobación, la misa estaba cantada. Harlem Desir, el nuevo líder, demostró de entrada que su propósito era ser beligerante y llevar la batalla contra la derecha como si los socialistas estuviesen todavía en la oposición. En su discurso consagró una hora a esos ataques.
Sin sorpresa alguna en la resolución se han recogidos los temas avanzados en las campañas electorales anteriores y en el programa del Gobierno, haciendo particular hincapié en la importancia de la Educación y de la Investigación, en la justicia social y fiscal, así como en el crecimiento versus la austeridad. Por lo tanto el Congreso fue tranquilo, pero no marcará la historia del PSF.
Cabe señalar algo que los medios de comunicación no comentaron pero que introduce novedades en el programa del Partido Socialista Francés: la insistente evocación de avances hacia una acción común de los partidos socialistas europeos. La moción mayoritaria que sirvió de base para la resolución final, cuyo texto no se ha publicado a la hora de escribir estas líneas, anunciaba proposiciones que se harían en el Congreso del Partido Socialista Europeo y que han sido en gran parte recogidas en la resolución de este último en setiembre pasado. En particular se propone la designación del Candidato socialista a la Presidencia de la Comisión Europea antes de las elecciones al Parlamento europeo, mediante procedimientos como las primarias, y también la celebración de una Convención para definir el programa común de todos los socialistas de cara a las elecciones europeas de 2014. Esta voluntad de aunar fuerzas también se materializa con la idea de consagrar el 25 por ciento de los recursos económicos del Partido Socialista Francés a esta acción y el proyecto de duplicar los recursos del Partido Socialista Europeo.
Estas propuestas que avanzan en la cooperación entre socialistas europeos, ciertamente con pasos contados y terminología prudente, se ven acompañadas por un recuerdo sobre los avances económicos y sociales que los socialistas proponen para una mejor y mayor integración económica y financiera europea.
Pero, quizás debido a la consigna prioritaria era la unión y para evitar fuertes discrepancias, el Congreso soslayó un análisis más amplio de lo que debe ser la Socialdemocracia del siglo XXI frente a la mundialización y el capitalismo actual. Los avances económicos y programáticos para la Unión Europea y el Partido Socialista Europeo no fueron acompañados de un proyecto de integración política para el porvenir de la UE. Se sabe que entre los socialistas franceses la idea de la soberanía nacional genera una línea divisoria traumática, que en la historia pasó a casi cuarenta años de distancia, debido al rechazo de la idea de una Defensa Europea Integrada y de la Constitución europea. En este desafió fundamental poco o nada se ha avanzado .