Entre esas dificultades, una se llama Europa y su dirección política.
A España le ha correspondido un comisario europeo que se llama Miguel Arias Cañete.
En primer lugar, todo el mundo parece coincidir en que España ha perdido peso y posición estratégica en el gobierno europeo, por la cabezonería de Rajoy de premiar a sus “fieles” amigos por encima de los intereses del país. El cargo asignado a Cañete está por debajo de lo que ha representado España hasta ahora, así que más vale que Rajoy no saque pecho cuando sale cojo en esta negociación. No es Cañete, después de su pésima campaña y sus gestiones ministeriales, la persona que mejor puede representar la imagen y los intereses españoles. Nos merecemos algo mejor.
En segundo lugar, se le asigna una cartera nueva “Acción por el Clima y Energía” que, sinceramente, me parece uno de los grandes temas que Europa debe resolver. No hay problema menor sobre la mesa europea, pero el cambio climático, el problema del agua, y las crisis energéticas que en España están teniendo unas subidas económicas espectaculares creando ya una España dual en función del consumo (muchos hogares no pueden calentarse en invierno o dejan de pagar una necesidad tan básica como la luz).
Problemas como el conflicto con Rusia, o cómo debemos aprovechar mejor nuestro consumo, o el debate de las energías renovables y alternativas son temas de primera índole.
Así que podríamos pensar que Cañete se convierte en “un hombre fuerte” con un tema estratégico. Pero no es así. Porque el nuevo organigrama del Ejecutivo comunitario dispone que existan siete vicepresidencias (y ninguna para España como venía siendo hasta ahora), y una de ellas es la “Unión Energética” de la que dependerán todas las carteras relacionadas, diez en total, incluida la de Cañete.
Así que Cañete se convierte en un comisario “de segundo nivel”.
En tercer lugar, aún hay que agradecer que Cañete no esté al frente real, con plenos poderes, de una cartera tan estratégica como la de Energía, porque ni Cañete ni el Gobierno de Rajoy son merecedores de defender estas acciones. Recordemos algunas cosas:
– El Gobierno de Rajoy ha decretado este año un recorte de 1.700 millones en las energías renovables. Ha llevado un “acoso y derribo” ante las empresas que apostaron por energías tan importantes como las eólicas, desmontando un proyecto de futuro para nuestro país. Debido a ello, España acumula una decena de denuncias internacionales por el cambio de inversiones, planes y subvenciones que ha realizado en las energías renovables. Tanto es así, que Bruselas criticó abiertamente las decisiones del Gobierno en esta materia.
– Además, el Gobierno de Rajoy tiene serios problemas medioambientales con las decisiones que está tomando, como el fracking o la búsqueda de petróleo. Y si no, Europa debería haber preguntado antes a Canarias, o la provincia de Castellón para saber cuál es la situación social y los peligros que estos temas están generando en nuestro país.
– Pero si fuera poco, Cañete tiene su interés ubicado en una de las partes del conflicto energético: es empresario de hidrocarburos. Es dueño del 2,5% de una empresa dedicada al almacenamiento y suministro de combustibles para buques (Ducar S.L.) (ver datos de la noticia en el diario.es), y estuvo al frente de la compañía hasta diciembre del 2012.
– Y fue él quien marcaba la agenda energética del Gobierno de Rajoy, con temas como la relación con el medio ambiente, el cambio climático (además del primo de Rajoy), o la extracción de gas mediante el fracking, o la Declaración de Impacto Ambiental favorable a las prospecciones petrolíferas en Canarias.
Y yo pregunto: ¿es compatible disponer de una cartera ministerial europea cuando se tienen intereses en el sector.
¿Sabe Europa realmente el currículum de intereses del señor Cañete?
Si no lo sabe, haría bien en revisar con lupa los cargos que nombra, pues además de una estrategia europea y un equilibrio de poderes, también hay que saber si se “pone a la zorra a cuidar del gallinero”.
Y si lo sabe, es que poco parece importarle el papel que Cañete pueda realizar dentro del gobierno comunitario.