El fútbol español, igual que el de otros países, lleva años sumergido en una “burbuja”, sumido en el más despótico de los despilfarros. En la Liga de las Estrellas no todo es Real Madrid o FC Barcelona, aunque tampoco los grandes se libran. Durante años se aprovecharon de las recalificaciones urbanísticas para ir camuflando deudas millonarias, y ahora que el “ladrillo” cotiza a la baja y los bancos han echado el candado a la concesión de créditos, se vislumbra un oscuro panorama para el negocio futbolero.
Los innumerables desmadres en contratos, sueldos, primas y demás “bocados” devienen ahora en una huelga con la que los profesionales del balompié patrio quieren defender sus intereses como a cualquier hijo de vecino. El “deporte rey” en España tiene la “buena costumbre” de dejar pufos a diestro y siniestro, incluida la Seguridad Social y otras Administraciones Públicas, mientras la Justicia se toma con calma los bloqueos y concursos de acreedores del mundo del deporte. ¡Todo sea por los colores!
Veamos en qué queda el anunciado paro de “nuestras estrellas”. Esperemos que, al menos, encienda la luz de alarma sobre las corruptelas, los negocios turbios y toda la mafia que orbita alrededor de los terrenos de juego.