A estos problemas ya de por sí escandalosos, se les suma ahora el cierre de Air Comet, propiedad del presidente de la CEOE, que deja en la calle a 640 trabajadores y en tierra a unos 7.000 pasajeros en plenas Navidades.

En estas condiciones no parece razonable que Ferrán continúe al frente de la patronal. ¿Qué representatividad puede tener un empresario que no asume los mínimos requisitos para tutelar una empresa? Si la ruptura del diálogo social no resultó suficiente para ponerle la cara colorada a los empresarios, ¿podrá hacerlo ahora el escándalo de Air Comet? Por el bien de todos, esperemos que sí.