Siete años está costando el proceso judicial contra Carlos Fabra por presuntos delitos de tráfico de influencias, cohecho, negociaciones prohibidas contra la Administración Pública y fraude fiscal. Lo último descubierto por los peritos judiciales del Banco de España son los 3,7 millones de euros sin justificar ni su procedencia ni el correspondiente pago fiscal.

Pero hablar de siete años supone también hablar del colapso de la Justicia en la Provincia de Castellón, y especialmente en los juzgados de Nules (¡qué casualidad!), donde se inició el caso Fabra en 2003. La interinidad laboral en estas dependencias llega a tal extremo que, en este tiempo, han trabajado en este caso nueve jueces y cuatro fiscales.

Mientras tanto, el PP ha ido variando su discurso:

– primero, sacaba pecho contra la corrupción.

– Luego, aireó su código ético, que hoy ha sido escupido por la realidad.

– Luego, habló de que no permitiría imputados en sus filas.

– Posteriormente, reivindicaba la presunción de inocencia.

– Durante todo el proceso, nadie se ha atrevido a criticar, censurar, o sencillamente, hacer un mal gesto ante Carlos Fabra. Nunca lo han hecho en público. Pero doy fe que todos tiemblan en privado con sólo oír su nombre.

– Mientras tanto, Don Carlos ha insultado, amenazado, sobornado, o se ha querellado contra todo aquél que informara, con el único fin de generar miedo y presión. Una servidora sufrió con orgullo la querella que me puso Don Carlos (¡gran honor haber molestado a este personaje!).

Y ahora, que ya no sólo es imputado, a punto de sentarse en el banquillo, convertirse en uno de los posibles casos de mayor escándalo político y de corrupción nunca visto, el PP valenciano dice que “¡qué más da!”. Y se atreven a jactarse que en Castellón les ha ido muy bien con Fabra pues sacan mayoría absoluta.

El PP entiende perfectamente la bochornosa utilización que hace de los votos. Ya lo dijo Carlos Fabra en las últimas elecciones: “el pueblo me ha absuelto”. Como si los delitos, los pecados, las trampas, el fraude, la corrupción dejaran de serlo por los votos obtenidos.

Es una nueva muestra de hasta dónde llega la soberbia del PP, su concepción antidemocrática del Estado de Derecho, la burla a la justicia y la dignidad, el abuso del voto del ciudadano.

Y Rajoy sueña con ser Presidente llevando a cuestas a ciertos personajes. Propongo un gobierno: Don Carlos, ministro de justicia; Jaume Matas, de exteriores; Luis Bárcenas, de economía; Cotino, de asuntos varios (igual sirve para un roto que para un descosido, y si no, que se lo digan a sus empresas familiares). Y el vicepresidente, el Molt Honorable y ejemplar Francisco Camps.

Siempre me pregunto, ¿si son capaces de negar hechos tan evidentes, dónde está fondo del pozo del PP?