Tienen todo el derecho constitucional a hacerlo. Lo que se puede plantear es si tienen el derecho moral. Han sido elegidos por los votantes socialistas de Cataluña, y entre esos votantes hay muchos electores que son del PSOE y no del socialismo para Cataluña.

Desde los tiempos iniciales de la Democracia está planteado el problema. Por dos veces, no una sino dos veces, el Comité Federal del PSOE rechazó el acuerdo estatutario que proponía el PSC. Y es norma que los Estatutos de los partidos de las autonomías y de las nacionalidades sean ratificados por el Comité Federal del PSOE. No lo fueron nunca los del PSC porque eran incompatibles con la filosofía vertebradora de España del PSOE. Parece ser, porque al menos hasta el año 2000 no se enteró el Comité Federal del PSOE de ello, que en su día se concluyó entre las Direcciones un protocolo de relaciones. Seria bueno que se diese a conocer, con toda su letra, y no por comentarios.

Pero lo que es cierto es que el PSC a través de sus miembros designados participa en los trabajos del Comité Federal del PSOE, máximo órgano del Partido entre Congresos, con voz y voto, y que muchos de sus dirigentes han sido miembros de la Comisión Ejecutiva del PSOE, sin hablar de quienes han sido Ministros de gobiernos socialistas. No menos cierto es que los militantes del PSC han participado en la elección del Secretario General del PSOE. ¿Entonces los miembros del PSC tendrían todos los derechos en el PSOE, pero el PSOE no tendría ninguno en el PSC?

Hasta ahora la prudencia y la calidad política de los dirigentes del PSC habia toreado las situaciones delicadas. Ya no es el caso. Poner a Carmen Chacón en posición de ruptura con su Partido, más exacto con sus Partidos, es el colmo de una actitud electoralista.

El Secretario General del PSOE, Alfredo Rubalcaba, no tiene más solución que plantear el tema de las relaciones con el PSC en un Comité Federal extraordinario, quizás más allá aún. No debe esperar que se produzca el escándalo de que suban dos miembros del mismo Comité Federal, uno del PSOE y otro del PSC, a la tribuna de las Cortes para defender opciones contrarias.

Ya no valen medias tintas. El PSC no ha sabido torear -no solo por electoralismo, quizás por sinceras convicciones- el dilema que le ha planteado el independentismo de Artur Más. No cesan las malas noticias. Lo que es insoportable es que surjan por problemas secundarios y que no resuelven para nada la situación de los pueblos de España. Si lo esencial para el PSC es el Catalanismo que lo diga. Tiene derecho para ello. Así podrá el PSOE avanzar sin tener que ocuparse de combates de guerrillas.