Las críticas y recelos que esta nueva iniciativa ha suscitado en los medios de comunicación –incluido El País– sin duda pueden afectar a su credibilidad. Pero, en este caso, estamos ante lo que los expertos califican como un público objetivo y concreto, que podía beneficiarse verdaderamente de unas medidas específicas como las propuestas, y cuya valoración política será difícil oscurecer, a no ser que la iniciativa quede embarrancada.
La reacción de Rajoy, alegando que medidas de esta naturaleza debieran ampliarse a todo el mundo, sin límites de edad ni renta, ha resultado bastante pintoresca, haciéndole aparecer poco menos que como postulador de subvenciones para la duquesa de Alba y similares.
Distintos pueden ser los efectos de la comparecencia, el mismo día exactamente, del Presidente del Banco de España, formulando cautelas generales –aunque bastante discretas– sobre el “peligro” de aumento de los gastos en estos momentos. Más peliagudo ha sido, sin embargo, el debate arriesgado lanzado el mismo día por el nuevo líder del socialismo madrileño, postulando -¿por su cuenta?- una supresión del impuesto de patrimonio. Algo que no está en el programa del PSOE y que ha sido acogido con entusiasmo –bien interesado- en las filas del PP, con estupefacción en las filas del PSOE madrileño y con un tono de abierta crítica en los círculos de la izquierda política y de los sindicatos. La oportunidad de lanzar este debate, tan polémico y arriesgado, el mismo día que se presentaba en Moncloa la iniciativa de apoyo a los jóvenes en vivienda, dio lugar a un solapamiento de informaciones, cuyo aparente carácter contradictorio fue inmediatamente explotado por los líderes del PP.
Es posible que, también en este caso, pudiera pensarse en otras políticas de vivienda orientadas a estimular eficazmente la construcción –y gestión– de pisos en alquiler, con inversiones directamente orientadas hacia la inversión y no hacia la subvención. Pero, es evidente que, dadas las fechas, se necesitan medidas más inmediatas y de impacto.
El cinismo con el que algunos recurren al argumento de electoralismo revela hasta qué punto cunde el nerviosismo entre ciertos ambientes, ya que tal como están las cosas, al igual que viene ocurriendo en las carreras ciclistas, parece que ha pasado la etapa de las grandes escapadas y las grandes ventajas, y que ahora sprint a sprint existen bastantes posibilidades de llegar victoriosos a la meta. A no ser, claro está, que los ruidos mediáticos y los debates internos en el PSOE den al traste con la credibilidad de las iniciativas de última hora en política social.