Su alta participación fue clave. Las políticas del Partido Popular resultaron muy agresivas hacia ellos, bien porque les eran lesivas directamente o porque chocaban frontalmente con sus valores ideológicos. La presencia española en la guerra de Irak o la mala gestión y las mentiras del desastre ecológico del Prestige en lo ideológico y el decretazo en políticas de empleo que provocó una Huelga General, la Ley Orgánica de Universidad (LOU) o la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza (LOCE) que afectaba directamente a sus derechos, llevó a una movilización masiva de los jóvenes.

José Luis Rodríguez Zapatero, durante la rueda de prensa que concedió a los medios de comunicación tras conocerse su victoria electoral, dirigió sus palabras especialmente hacia ellos, comprometiéndose a no olvidarlos y afirmando que no les iba a fallar.

Acabando ya la legislatura, si realizamos un balance de su gestión, podemos afirmar que no lo ha hecho. A los pocos días al frente del ejecutivo retiró las tropas de Irak. Poco después derogó la LOU y reformó la LOCE, todo ello contando con la opinión de las principales asociaciones estudiantiles. Adquirió un compromiso de apuesta por las energías renovables y durante esta legislatura hemos alcanzado la mayor producción en la historia de nuestro país de energía proveniente de las renovables.

Además, los jóvenes demandaban constantemente una mejora en los derechos sociales, a través del movimiento altermundista, germen en España del hoy conocido como movimiento 15M. Y en esto tampoco les ha fallado. Durante estas dos legislaturas se han puesto en marcha leyes pioneras en todo el mundo, como la del matrimonio entre personas del mismo sexo y la Ley de Igualdad. Se ha reformado la Ley del Aborto y se ha permitido el acceso libre a métodos anticonceptivos como la píldora del día después.

En lo laboral ha seguido ampliando derechos entre un sector muy demandado por los jóvenes: los becarios. Desde hace unos meses, también serán cotizantes a la seguridad social. La medida afectará no sólo a los que en la actualidad se encuentran incluidos en diversos programas de formación, sino que 200.000 jóvenes podrán acogerse a este decreto con carácter retroactivo. Asimismo, en el ámbito de la vivienda, se instauró la Renta Básica de Emancipación. Gracias a ella, muchos jóvenes han podido abandonar la casa de sus padres.

Por lo tanto, si el Partido Socialista no les ha fallado, ¿por qué todas las encuestas recogen un cambio de tendencia en el apoyo electoral de los jóvenes españoles? La respuesta la encontramos en la abstención. Si analizamos los datos de la encuesta publicada en la Revista Temas del pasado mes de octubre podemos observar que un 48,6% de los menores de 30 años aún no tienen decidido su voto o bien no votarán o lo harán en blanco. Este dato contrasta notablemente con los de la encuesta realizada en 2003, previa a las Elecciones Generales, donde este porcentaje era tan sólo del 27,6%.

El motivo de este dato tan revelador puede tener dos raíces. Por un lado el descrédito de los políticos generado por la actitud del Partido Popular y los medios de comunicación afines, instalados en el todo vale y en la insidia constante. En establecer diferentes varas de medir para la corrupción o en no arrimar el hombro para solucionar los problemas, sobre todo en temas tan capitales como la crisis económica o el terrorismo de ETA. Por otro lado, la situación personal que les ha generado la crisis económica mundial, a la que no han sido capaces de poner freno ningún gobierno, llevando a muchos de ellos al desempleo.

Esto ha provocado en los jóvenes una actitud de desidia lógica que, por un lado les lleva a pensar que da igual lo que voten y que todos los políticos son iguales y por otro a organizarse a través de Internet para acabar con el bipartidismo pidiendo reformas electorales que favorezcan la participación o buscando refugio en otras opciones electorales que hoy por hoy no son una alternativa factible.

Pero nada más lejos de la realidad. El sistema electoral es el que es y con él se va a votar en las próximas elecciones del 20N. Todos los partidos políticos merecen un respeto, pero por su trayectoria, historia y base sociológica sólo dos pueden optar a alcanzar el gobierno de la nación. Uno, según todas las encuestas, con una mayoría absoluta sin precedentes en nuestra corta democracia y con un poder territorial prácticamente absoluto. La otra opción, la que ha venido defendiendo con hechos y contando con la opinión de los ciudadanos en su acción de Gobierno durante los últimos siete años.

La fragmentación del voto en la izquierda, en esta ocasión no es la solución. Tampoco lo es la abstención o el voto nulo porque reforzaría la mayoría absoluta del PP. Mucho menos apostar por otro color ideológico para “dar confianza a los mercados”, ya que se ha comprobado en otros países europeos no resolver la situación.

Quizás no todo se haya hecho bien durante la crisis económica, pero aún hay mucho por lo que pelear Sin duda habrá que buscar soluciones para acabar con el desempleo mientras seguimos avanzando en derechos sociales o en participación ciudadana. El 20N hay que optar entre hacerlo desde una perspectiva progresista, garantizando los derechos, o desde una perspectiva conservadora, atendiendo las demandas de los que generaron esta crisis. El PP ya demostró que los jóvenes nunca han sido su prioridad. El PSOE, como se ha demostrado, no les fallará.