Las políticas de austeridad que se están realizando en Europa están minando el sueño europeo de libertad e igualdad y pueden traer como consecuencia el final de un modelo de sociedad que tanto esfuerzo ha costado construir, y tantas seguridades vitales ha dado. Lo paradójico de la situación, es que hay una mayoría de europeos que sigue apoyando el Estado de Bienestar, pero está de espectador de lo que hace una élite minoritaria que lo está destruyendo para aumentar su poder y riqueza.

Entre el 22 y el 25 de mayo los ciudadanos de la Unión Europea votarán a quienes van a ser sus representantes en un Parlamento Europeo reforzado con más competencias tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Entre ellas, se puede señalar que por primera vez ésta cámara, como en cualquier Estado, es la que va a elegir al Presidente de la Comisión Europea por mayoría cualificada.

Va a ser un momento decisivo para los millones de europeos, porque tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo de una Europa que en los últimos años, como consecuencia de la mayoría política de derechas, se ha alejado del ideal de libertad e igualdad que encarna Europa y que destaca con el Estado de Bienestar tras la Segunda Guerra Mundial.

Una Europa que ha sido sustituía por burócratas de alto standing, lobbies al servicio de sus interés particulares y austeridad en ración doble que ha traído más riqueza para unos pocos, pero mucho sufrimiento, angustia y desesperación a millones de europeos que han visto cómo perdían sus trabajos y muchos derechos por la avaricia sin fin de unos especuladores que hoy dominan las instituciones europeas.

Los ciudadanos hemos sido espectadores de las decisiones que se tomaban, y al mismo tiempo, sufridores del cambio de un modelo social. Pero ahora es el momento, ¿queremos seguir siendo meros espectadores de las decisiones que están cambiando nuestras vidas y que lo van a seguir haciendo? o por el contrario, ¿vamos a tomar las riendas de nuestros destinos individuales y colectivos para ser los actores protagonistas de un cambio que vuelva a situar la dignidad humana como centro del modelo de sociedad que queremos? ¿Vas a votar o vas a ser espectador? Porque algo está claro, las decisiones se van a tomar y depende de la correlación ideológica de fuerzas se tomarán unas u otras.

Y aquí son preocupantes los datos que muestra la última Encuesta Social Europea, donde la confianza de los ciudadanos en las instituciones sigue disminuyendo. Considerando el 0 como ninguna confianza y el 10 como confianza plena, se puede observar cómo la confianza de los ciudadanos en el Parlamento Europeo ha caído del 4,5 en 2010 al 3,9 en 2012; en el Parlamento español del 4,3 al 3,4; en los políticosdel 2,7al 1,9; y en los partidos políticos del2,7 al 1,9.

Si a lo anterior, le sumamos que las elecciones Europeas siguen siendo percibidas por muchos ciudadanos como elecciones de segundo orden, donde no es importante participar, la cuestión se vuelve más preocupante aún. La participación en las Elecciones Europeas en España demuestra claramente lo peligroso de no votar. En 1987, participó el 68,52 por ciento; en el año 1989, el 54,71 por ciento; en 1994, el 59,14 por ciento; en 1999, el 63,05 por ciento; en 2004 el 45,14 por ciento; y en 2009, el 44,90 por ciento.

Es decir, nuevamente la escasa participación lo que viene a confirmar es que una minoría de ciudadanos son los que deciden por la mayoría. Porque seis de cada diez no participan y muy probablemente esta mayoría silenciosa es la que luego más angustia y sufrimiento padece por las políticas que se deciden en Europa.

Sabías que en las elecciones Europeas de 2009 hubo 220.471 votos en blanco; sabías que hubo además 99.380 votos nulos; y sabías que con 394.938 votos se consiguió un escaño en el parlamento europeo. TÚ DECIDES, PERO APUREMONOS ANTES DE QUE LA OSCURIDAD SEA COMPLETA.