Pese a la contención de los flujos migratorios, debido al nuevo escenario laboral y a un mayor control de inmigrantes en situación ilegal, la transigencia con el extranjero se hace depender cada vez más de las necesidades laborales y de su capacidad de integrarse, según las 2.800 respuestas de la Encuesta anual del Observatorio, que se realiza desde 2005.
El Informe sostiene que los españoles aprueban que los inmigrantes mantengan su cultura y costumbres, pero con la condición de que se avengan a las normas legales y sociales que configuran la vida en sociedad: “que no molesten al resto de los españoles”. El documento concluye que el 37% de los encuestados son reacios a la inmigración, el 33% tolerantes y el 30% ambivalentes.
Respecto a si las leyes que regulan la entrada y permanencia de extranjeros son laxas o restrictivas, el 42% opina que son “demasiado tolerantes”, frente a sólo un 5% que las cree “más bien duras”.
Además, el 39% de los encuestados opina “muy aceptable” que “se expulse del país a los inmigrantes legalmente instalados que cometan cualquier delito”, y un 29% lo valoran “bastante aceptable”.
A la pregunta de si hay un grupo de inmigrantes por el que se tenga más simpatía, uno de cada tres encuestados declinó responder y uno de cada cuatro respondió “ninguno”. A distancia aparece la mención genérica a “latinoamericanos” (12%), seguido de “africanos o subsaharianos” (5%) y “argentinos” (4%). En el lado opuesto, figuran marroquíes y rumanos.
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