Algunos colaboradores habituales de medios de comunicación importantes se dejan llevar hasta tal punto por sus fobias y sus pasiones que llegan a prescindir en sus análisis de los datos objetivos de la realidad.

Las últimas elecciones municipales y autonómicas nuevamente han brindado una oportunidad de oro a quienes les gusta enseñorarse en el canibalismo político. Muchas de las “reflexiones” sobre lo ocurrido en Madrid son un buen ejemplo de ello.

A partir de la famosa explicación analítica que sostenía que para el PSOE los resultados habían sido excelentes si restábamos lo ocurrido en Madrid (a lo cual se podría añadir “y si sumamos lo ocurrido en Extremadura multiplicado por dos y lo de algunos municipios andaluces elevado al cuadrado”), lo cierto es que determinados comentaristas se han puesto a agitar el viejo espantajo de la “FSM culpable” y el “socialismo madrileño como madre de todos los líos”.

Amén de un poco de tranquilidad y sosiego, a estos analistas habría que pedirles más objetividad y precisión en el análisis de los datos, máxime cuando quieren comparar los votos de Madrid con los de otras Comunidades, a las que se presenta como un firme baluarte del voto socialista. Es evidente que en estas elecciones, y en otras anteriores, los resultados de unos y otros partidos son disimilares en diversas zonas y regiones, a causa de circunstancias económicas, sociológicas y culturales muy diversas, y no sólo debido a la mayor o menor idoneidad o telegenia de los candidatos.

Un ejemplo llamativo de la simplificación y el despropósito que intentan imponer algunos comentaristas de altos vuelos son las proclamas orientadas a exigir que “Zapatero entre a saco”, de una vez, en Madrid y “haga una limpieza a fondo de la organización”, como se ha llegado a reivindicar desde las páginas de un periódico respetable. Desde luego, los que se pronuncian de esta manera no tienen ni idea de lo que es una organización democrática, ni de lo que deben ser los procedimientos racionales y civilizados de actuación política, revelando hasta qué punto los furores pueden nublar el sentido común. Pero, prescindiendo de canibalismos más o menos caudillistas, lo peor del caso es que, cuando algunos intentan contraponer la imagen borrascosa del PSOE madrileño con la realidad positiva de otras comunidades, lo hacen totalmente al margen de los datos objetivos de la realidad. Por ejemplo, en las últimas elecciones, Madrid, aun con sus malos resultados, contribuyó al granero total de votos del PSOE con 981.116 papeletas, en tanto que en Cataluña, por ejemplo, las listas socialistas obtuvieron el apoyo de 924.275 ciudadanos. Es decir, 56.841 votos menos; circunstancia que nadie señala y que evidencia que en los resultados electorales del 27 de mayo han influido también mucho los índices de abstención.

Por lo tanto, si los análisis se limitan a buscar un “chivo expiatorio” y se continúa alimentando un clima bronco y revanchista en el fondo, y en la forma, no se hará otra cosa que desenfocar los análisis y dificultar las rectificaciones más adecuadas.

Por favor, señores cainitas, un poco de sosiego y más objetividad.