Los resultados del referéndum-plebiscito convocado por Hugo Chávez para ratificar su peculiar proyecto de Constitución han sido una seria llamada de atención para el dirigente latinoamericano. La experiencia histórica demuestra que los plebiscitos convocados por líderes caudillistas para ratificar sus propias iniciativas políticas raramente se saldan con un voto negativo, como ha ocurrido en esta ocasión. Por ello, el NO a Chávez del pueblo venezolano, pese al enorme despliegue de comunicación e influencia ejercido desde el poder, abre una seria crisis en la República Venezolana. Los resultados demuestran que Chávez se está equivocando y que no tiene el respaldo de la mayoría de sus conciudadanos para llevar a Venezuela por un camino que puede estar plagado de dificultades. Los peculiares comportamientos de Chávez, y su desmedido afán autoritario, están convenciendo a una parte muy apreciable de la izquierda latinoamericana de que Chávez no representa un proyecto verdaderamente de izquierdas.

Después del NO al plebiscito, y dadas las circunstancias en las que se produjo la iniciativa, es posible que la única salida coherente, desde el punto de vista de un planteamiento democrático, sea presentar la dimisión. Otros líderes “fuertes”, pero democráticos, lo hicieron en el pasado. Por ello, el post-referéndum puede acabar convirtiéndose en un nuevo test del talante democrático de Hugo Chávez.