“Gomorra” capta desde los distintos puntos de vista de sus personajes, el funcionamiento y los desmanes de la camorra, una de las organizaciones criminales más implacables del mundo. En los suburbios de Nápoles, los traficantes de droga campan a su anchas. Un niño intenta hacerse un puesto en la camorra. Un contable de la mafia empieza a sufrir en sus propias carnes los problemas de la guerra entre las diversas bandas que cohabitan en la capital napolitana. Un sastre intenta ganarse la vida en un negocio controlado por la camorra. Dos impetuosos chavales intentan hacerse un nombre después de robar un cargamento de armas. Un hombre íntegro se ve envuelto en un sucio negocio de tratamiento de residuos…

Había varias formas de retratar estas cinco historias de la camorra creadas por Roberto Saviano en su best-seller. Una, recurrir a los códigos tradicionales del cine de gánsgters, reciclados últimamente con distinta suerte por David Chase (“Los Soprano”), Martin Scorsese (“Infiltrados”) o Michele Placido (“Romanzo Criminale”). Otra, echar mano de ese costumbrismo nostálgico tan socorrido en el reciente cine italiano (Marco Tullio Giordana en “I cento passi”). Ambas opciones habrían llevado a “Gomorra” hacia un callejón sin salida, como probablemente habría ocurrido si Matteo Garrone hubiera recurrido al documental como vía de escape. Sólo quedaba un salto sin red (al final, siempre es ésa la única opción para el cineasta con cierta ambición), y ese salto es lo primero que llama la atención cuando contemplamos las imágenes de apertura de la película, un preciso prólogo de presentación en el que la cámara se pega a los personajes, y que se cierra con un plano general de situación, que nos remite directamente al cine clásico. Queda claro, desde ese instante, que el híbrido que contemplaremos tiene poco de acomodado y mucho de personal.

El realizador Matteto Garrone recoge el testigo del escritor Roberto Saviano, que en 2006 saltó a la fama con la publicación de “Gomorra”. La gran repercusión del libro -con más de un millón de copias vendidas- provocó una reapertura del debate sobre el crimen organizado en Italia y le valió a Saviano amenazas de muerte de las familias camorristas. Desde entonces, el Ministerio del Interior italiano proporciona escolta permanente al escritor, que ha sido calificado por Umberto Eco como héroe nacional. Decidió abandonar Italia después de que la prensa desvelara el 14 de octubre de 2008 que el clan de los Casalesi tenía previsto asesinarlo antes de Navidad.