En aquellos años difíciles y oscuros, el magisterio de Peces-Barba fue fundamental para que algunos entendiéramos el sentido y el valor profundo de la democracia y sus métodos. Aun conservo algunos de los libros sobre estas cuestiones que me regaló en aquellos años y de cuya lectura tanto aprendí.

Para aquel joven profesor de Filosofía del Derecho, que aun no militaba en el PSOE, la democracia tenía un sentido eminentemente progresista y social. Al igual que para su amigo y compañero de Cátedra, el profesor Elías Díaz, el modelo que postulaba era el “Estado Democrático y Social de Derecho”, tal como luego quedó consagrado en la Constitución de 1978, en la que Gregorio Peces-Barba jugó un papel central como miembro de la Comisión Redactora de la actual Carta Magna. Por eso se habla de él como uno de los siete padres de la Constitución.

Su incorporación al PSOE, a principios de la década de los años setenta, creo que fue importante para que algunos sectores del mundo intelectual y profesional, así como del asociacionismo católico, siguieran este mismo camino en los meses y años posteriores.

Cuando el PSOE ganó las elecciones de 1982, Gregorio Peces-Barba fue elegido Presidente de las Cortes, en las que desplegó un papel integrador y positivo, que luego ha sido reconocido por todo el mundo.

Después de su salida de las Cortes, la verdad es que Gregorio Peces-Barba no desempeñó un papel político acorde a sus capacidades y posibilidades. Creo que somos muchos los que pensamos que Gregorio podía haber sido un magnífico Ministro de Educación, o de Justicia, o de Presidencia. Pero, en política las cosas no siempre son fáciles ni predecibles. Sin embargo, Gregorio vivió su pertenencia al PSOE en todo momento de una manera cordial y positiva, ayudando en todo lo que podía y/o se le pedía, siempre con una gran coherencia a sus principios y a sus exigencias ético-políticas.

En la puesta en marcha de la Universidad Carlos III de Madrid, Peces-Barba volcó durante varios años su vocación universitaria, logrando que en poco tiempo esta Universidad se convirtiera en una de las más prestigiosas y eficientes de España. Con su ejemplo, con su dedicación intensa y con su capacidad de gestión, de formación de equipos y de obtención de recursos adicionales a los parcos presupuestos oficiales, Peces-Barba demostró -una vez más- durante aquellos años las posibilidades y potencialidades de su liderazgo positivo y entusiasta. Algo que no sé si ha sido reconocido suficientemente por la sociedad española.

En el plano intelectual, desde su primigenia tesis sobre el pensamiento democrático y social de Jacques Maritain, Gregorio ha dejado una obra académica muy amplia y rica en contenidos, así como una larga lista de discípulos, muchos de ellos ya Catedráticos de Universidad.

Durante algunos años, Gregorio ejerció también la abogacía en el prestigioso despacho de su padre, un viejo líder socialista que había padecido una dura represión y que había logrado hacerse un hueco en el difícil mundo del derecho. En realidad, la vocación de Gregorio Peces-Barba era eminentemente política y social; por ello, su labor como abogado se centró en la defensa de perseguidos políticos y de imputados por el ominoso Tribunal de Orden Público (TOP). De ahí que fueran sus hermanas quienes, finalmente, se ocuparan de dar continuidad al despacho jurídico de su padre.

No sé si al final de sus días, con su delicado estado de salud, Gregorio Peces-Barba fue consciente en toda su amplitud del valor de su magisterio y de su ejemplo, pero pienso que no exagero si afirmo que para varias generaciones de socialistas y demócratas españoles y de universitarios -no solo en el campo del Derecho- su talante, su comportamiento, sus escritos y sus palabras fueron una guía permanente y una demostración del papel y del valor de los grandes hombres. Creo que Gregorio Peces-Barba fue uno de ellos. Y en la Fundación Sistema tuvimos la fortuna también de contar con su presencia, su participación y apoyo. Gracias Gregorio por tu ejemplo y tu vida.