Vivimos en un mundo globalizado, un planeta en donde los afortunados del primer mundo disfrutamos de todo tipo de comodidades que nos aportan la seguridad en un sistema frente al cual no queremos alternativa alguna, nos negamos pues en la mayoría de los casos a imaginar , a abrir los ojos y a tocar lo tangible de algunos sueños que hoy pueden convertirse en realidad. Hoy en pleno Siglo XXI, la crisis económica mundial ha marcado el inicio del fin de un sistema económico capitalista que exhala sus últimas bocanas de aire, una estructura de mercado en donde el desarrollo terratransformador de la raza humana, unido a la dependencia y el uso indiscriminado de la energía fósil ha sentenciado casi a muerte a este planeta llamado Tierra.

Toca ahora reinventar el mundo, pasar de la imaginación a la tangibilidad de un nuevo sistema productivo que permita impulsar la creación de riqueza global y equitativa, el desarrollo económico y el respeto al medioambiente. Es el momento por lo tanto de poner en marcha la III Revolución Industrial, una revolución que deberá servir para impulsar un nuevo modelo de interrelación en nuestro planeta, un modelo de diálogo y desarrollo que permita además un nuevo marco de desarrollo compartido y al mismo tiempo un abandono del sistema económico-energético actual, condenado a la colisión bélica de intereses y a la destrucción del sistema medioambiental de la Tierra.

Por todo ello, la humanidad asiste al reto de lograr un nuevo escenario que permita la compatibilidad del tridente desarrollo económico, sostenibilidad y reparto de riqueza. Mezcla a priori complicada pero que con la puesta en marcha del modelo A1T se presenta como asumible y alcanzable en los próximos años.

Los escenarios A1, como bien señala el IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) y recoge el físico Jesús Martínez Linares en su libro “Cambio Climático, una realidad alucinante”, describen un mundo con un rápido crecimiento económico, una población mundial que alcanza su punto máximo a mediados del siglo pero que decrecen posteriormente, y una rápida introducción de las Nuevas Tecnologías. Sus tres subcategorías dependen de un factor clave: el impacto de la tecnología en el cambio del modelo energético. Así el primer escenario denominado A1F1 describe un mundo rico y con enorme impacto medioambiental por emisiones de Gases de Efecto Invernadero. El escenario A1B presenta un mundo equilibrado entre consumo de combustibles fósiles y no fósiles. Por otro lado el escenario A1T predice un crecimiento económico similar al anterior pero solucionando el problema de las emisiones de CO2 a mediados de siglo. Este escenario evoluciona hacia un modelo de desarrollo en donde la fuente de energía principal sea en un 80% energías limpias.

Pero para llegar a alcanzar ese modelo, deberemos ser capaces de superar el desafío del abaratamiento del coste de las instalaciones de las energías renovables. Así esta conquista, como bien señala el estudio del Journal of Political Economy, lograría una sustitución masiva de los combustibles fósiles por una energía solar que se convertiría en el motor energético de nuestro planeta. España aparece en este escenario de revolución industrial como un país llamado a ser líder en este cambio. Así recientemente un estudio realizado conjuntamente por la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica (EPIA) y Greenpeace señalaba que nuestro país tenía un potencial en energías renovables suficiente para cubrir 56 veces las necesidades de consumo previstas para el año 2050.

En definitiva, tenemos ante nosotros un presente lleno de retos y desafíos pero también de oportunidades, un presente lleno de posibilidades para lograr un mundo más justo, equitativo y globalmente responsable con la naturaleza que nos acoge entre sus vastas praderas, inmensos montes o profundos mares.